Redacción El País
Durante décadas se instaló la idea de que la infancia oh la juventud representan los momentos más felices de la vida. Esa creencia se sostiene en la nostalgiaen recuerdos idealizados y en la percepción de que el paso del tiempo solo implica pérdida. Sin embargo, la experiencia cotidiana suele contradecir ese mito: mientras muchas personas jóvenes atraviesan altos niveles de ansiedadnumerosos adultos descubren una etapa de mayor calma interior y estabilidad emocional.
Desde la psicologíael debate se desplazó de la edad biológica hacia la manera de vivir y comprender la experiencia personal. El psicólogo Rafael Santandreureferencia en salud mental y autor de libros de psicología prácticasostiene que la felicidad y el bienestar emocional no están ligados a una etapa cronológica, sino a un cambio interno que puede producirse en cualquier momento de la vida.
En este marco, Santandreu afirma que la forma de mirar la realidad no depende del calendario, sino de la capacidad de interpretar lo que sucede con mayor equilibrio. Según explica, la mejor etapa vital comienza cuando se abandona la queja constante y se aprende a valorar conscientemente lo que ya está presente: la saludla autonomia personallos vínculos afectivos y el simple hecho de estar vivo. Ese cambio de enfoque, señala, mejora la calidad de vida sin necesidad de transformaciones externas drásticas.
Dejar de vivir para cumplir expectativas
Uno de los conflictos más frecuentes en la consulta psicologica en adultos es la sensación de haber fallado por no cumplir con las expectativas de los demás. Aparecen entonces pensamientos asociados a la culpaal paso del tiempo oa comparaciones constantes, que deterioran la autoestima y dificultan el disfrute del presente.
Paraca Rafael Santandreuel punto de inflexión surge cuando una persona se pregunta con honestidad a quién está intentando complacer. “En ese momento, la vida deja de organizarse en función de la aprobación externa y empieza a construirse desde una decisión más auténtica”, explica. Comprender que el valor personal no depende de la mirada de padres, jefes o del entorno social marca el inicio de una verdadera libertad emocional.
Cambios mentales que mejoran el bienestar
El cambio interno que describe Santandreu no siempre nace de una crisis profunda. En algunos casos surge tras una enfermedaduna separación o una pérdida significativa, pero en otros aparece como un cansancio persistente frente a una vida vivida sin sentido.
Para acompañar ese proceso de crecimiento personalel psicólogo propone ejercicios simples, como preguntarse qué decisiones se tomarían si no existiera el miedo al juicio ajeno, o escribir pensamientos sin filtros para identificar necesidades emocionales postergadas.
Aprender a poner límites
Otro aspecto central del bienestar psicológico en la adultez es aprender a poner limites. Santandreu relata el caso de un paciente que decidió decir que no a una sola petición diaria durante una semana. El resultado fue claro: establecer límites no generó conflictos graves ni pérdidas afectivas, sino una mayor sensación de tranquilidad, control personal y autocuidado. “No se trata de imponerse sobre los demás, sino de dejar de descuidarse a uno mismo”, resume.
La felicidad y la madurez
Para Santandreu, la felicidad en la adultez no depende de la edad. El cerebro humano, recuerda, está programado para buscar aprobación como herencia evolutiva, un mecanismo que hoy suele alimentar la preocupación constante y el estrés emocional.
Ni la juventud garantiza felicidad ni la madurez la impide. Cada etapa de la vida presenta desafíos y oportunidades. La diferencia está en la actitud frente al presente y en la capacidad de entrenar la mente para interpretar la realidad con mayor serenidad.
Cuando una persona aprende a valorar lo que tiene con atención y profundidad, concluye el psicólogo, se produce un cambio significativo. No se trata de volver al pasado ni de esperar el futuro, sino de descubrir que la mejor etapa de la vida puede comenzar cuando se alcanza un mayor equilibrio emocional y un sentido más claro de lo que realmente importa.




