
Imagínese si esta serie de eventos ocurrió en un país extranjero: un fiscal que es más notable por ser el ex abogado personal del presidente, y que no está legalmente confirmado a su papel, acusa a un miembro del partido de oposición con crímenes serios basados en pruebas atenuadas, y luego anuncia que no es en una plataforma gubernamental sino en el sitio de la Media Social propiedad del amigo y el donante mayor del presidente. ¿Qué concluirían los extraños sobre la fuerza de la democracia y el estado de derecho en ese país?




