Bali, que la famosa isla indonesia, conocida en todo el mundo por la cultura vibrante y el encanto espiritual, se encuentra en medio de un proyecto audaz, pero controvertido: un nuevo aeropuerto internacional, para levantarse de una isla artificial de 900 hectáreas a lo largo de la orilla. Diseñado en la forma de una tortuga marina, un animal considerado sagrado en la cultura balinesa, este ambicioso proyecto ha provocado tanto la emoción como la oposición debido a las preocupaciones del abrourismo.
Con ambiciones para una carretera de peaje, una línea ferroviaria y una visión para proyectos de cine llamados «Baliwood», la empresa es todo menos modesta. Sin embargo, las preguntas persisten: ¿Puede Bali mantener tal ambición, considerando las preocupaciones existentes sobre el turismo de masas, la degradación y la preservación cultural?
Una gran visión para el futuro de Bali
El aeropuerto Buleleng propuesto, situado en los alcances del norte de la isla, es el punto focal de una estrategia de desarrollo integral. Las estimaciones sugieren que el proyecto generará aproximadamente 200,000 empleos, lo que brinda esperanza a una región lidiar con la pobreza. Los planes incorporan una carretera de peaje y un ferrocarril para la conectividad, abordando el actual viaje de tres a cuatro horas desde Denpasar a Buleleng. Más allá del turismo, también hay aspiraciones para transformar el área en un centro de la industria cinematográfica, referidos como «Baliwood».
Con el diseño de la tortuga marina, la terminal tiene como objetivo combinar la tradición balinesa con estilo contemporáneo. El costo estimado de $ 3 mil millones, muy probablemente financiado por un consorcio chino, ha provocado un escrutinio de sus implicaciones financieras y ambientales. Las discusiones están en curso sobre la posibilidad de expandir el aeropuerto internacional Bandara ya existente en el sur, con planes de acomodar a 32 millones de pasajeros para 2031. A partir de ahora, el aeropuerto del sur lucha por mantenerse al día con la demanda actual, marcados hasta 400 desembarques diarios, con algunos turistas que caminan millas con equipaje a las horas pico.
Preocupaciones ambientales y sociales
Si bien la promesa de empleos es atractiva, el proyecto enfrenta oposición. El atractivo de Bali se encuentra en su belleza natural, pero esta belleza está en riesgo. La creación de una isla artificial podría afectar negativamente los ecosistemas locales, incluida la vida marina. WWF expresó las preocupaciones en 2007 de que el turismo no planificado había causado «daño grave» al entorno de Bali, y esas preocupaciones permanecen. En 2024, Bali recibió casi 24 millones de visitantes, un número que puede crecer aún más, lo que se suma a los problemas de abroutismo.
La gestión de residuos es un desafío, ya que Bali trata con 33,000 toneladas de desechos anualmente, contaminando el medio ambiente natural. La Guía de viajes de Fodor enumeró a Bali en la parte superior de su lista 2025 de lugares para evitar, instando a las personas a reconsiderar las visitas debido a esta crisis. Además, la escasez de agua es preocupante, ya que el agua necesaria para el riego se desvía cada vez más a las instalaciones turísticas, impactando a los agricultores locales. Se teme que el nuevo aeropuerto se convierta en una «tumba de mil millones de dólares» si continúan los problemas de conectividad persistentes, aislando la región.
El costo social del progreso
Se deben considerar los factores sociales, además de los ambientales. En el sur de Bali, el aumento de los precios inmobiliarios ha desplazado a las personas a medida que ha crecido el abandourismo. En Buleleng, esto podría volver a suceder, desplazando a los locales como propiedades atienden a visitantes más ricos. Hay preguntas sobre si Bali puede o debería manejar más turistas. La identidad de Bali, enraizada en las tradiciones hindú, también está en juego, y el rápido turismo amenaza esta identidad.
Una solución problemática
El turismo representa una gran cantidad del PIB de Bali, lo que lo hace clave para la economía. El atractivo del empleo y el avance en Buleleng es bastante fuerte, especialmente dada la pobreza generalizada de la región. Aun así, es imposible pasar por alto las consecuencias ambientales y culturales de este ambicioso proyecto. El aeropuerto propuesto le presenta a Bali un punto de decisión crucial: armonizar la búsqueda del avance económico con el imperativo de salvaguardar su distintivo legado natural y cultural. Este proyecto de infraestructura corre el riesgo de exacerbar los desafíos existentes, como la gestión de residuos y la escasez de agua, que la isla ya enfrenta.
El diseño en forma de tortuga marina del aeropuerto está destinado a hacer eco del respeto por la tradición, incluso si su construcción podría forzar el equilibrio ecológico de Bali. Hay una mezcla de optimismo y resistencia creciente, lo que significa que la pregunta persiste: ¿puede Bali realmente integrar este ambicioso desarrollo sin entregar su esencia?




