Europa se encuentra en una coyuntura crítica, con un abandourismo ejerciendo una inmensa presión tanto en su entorno como en las comunidades. Italia, Francia y España sienten los efectos más agudos, ya que el gran volumen de visitantes amenaza con desentrañar el atractivo mismo de estos amados lugares. La creciente ola de descontento entre los locales y la tensión en los recursos naturales son claros indicadores de que algo debe cambiar.
La escala de la crisis
En todo el mundo, los lugares de vacaciones populares sienten la tensión del aumento del turismo, pero es especialmente notable en Europa. Considere South Tyrol en Italia, donde las autoridades locales están presionando los límites en la cantidad de camas de turismo para abordar el hacinamiento. O las islas canarias en España, Donde los residentes protestan por los precios de alquiler de alquiler impulsados por los apartamentos de vacaciones. Incluso la Acrópolis en Atenas ha tenido que cerrar sus puertas a veces debido a multitudes abrumadoras. Laurent de Chorivit de Evaneos señala que el aumento turístico, alimentado por presupuestos de viaje más grandes, reserva en línea fácil de usar y una mejor infraestructura, ha resultado en una concentración del 95% de los turistas en solo el 5% de los destinos del mundo. Y, en particular, alrededor del 43% de los visitantes de Italia, Francia y España llegan durante los meses máximos de verano.
Esta concentración, como se destaca en un análisis de Evaneos y Roland Berger, crea un desafío. La gran cantidad de visitantes puede abrumar a las comunidades locales y dañar los ecosistemas, particularmente durante las épocas más ocupadas del año, y las soluciones no son simples. Las plataformas como Instagram y Tiktok también juegan un papel, ya que las publicaciones virales que muestran hermosas ubicaciones como Mallorca's Bays o la laguna azul de Santorini pueden atraer aún más personas a lugares ya llenos de gente.
Conductores del abroutismo
Las aerolíneas presupuestarias, los cruceros y las plataformas de alquiler como Airbnb son ciertamente factores. Hacen viajes más fáciles, pero también pueden fomentar los hábitos de viaje menos sostenibles. Los cruceros, en particular, pueden llevar a miles de visitantes a lugares delicados como Venecia y Santorini, dejando un impacto ecológico significativo y potencialmente contribuyendo poco a la economía local. Estos barcos, junto con los recorridos en autobús, a menudo conducen a cortas explosiones de actividad intensa, a menudo interrumpen las rutinas diarias. Pero el abando no se trata solo de esos modelos específicos; Una alta proporción de alojamientos turísticos en comparación con el número de residentes locales, como se ve en algunas áreas, también puede ejercer recursos durante todo el año.
La investigación de Evaneos y YouGov indica que muchos viajeros podrían no comprender completamente las implicaciones sociales y ambientales más amplias de sus elecciones de viaje. Los algoritmos de las redes sociales tampoco ayudan, a menudo promoviendo destinos principales conocidos e intensificando aún más los flujos turísticos.
Las consecuencias para los locales y los ecosistemas
Las consecuencias del abanseismo son de gran alcance. Ecológicamente, las áreas vulnerables pueden sufrir contaminación y daño a los hábitats naturales. Socialmente, los residentes locales pueden enfrentar mayores costos de vida, escasez de viviendas y una disminución en su calidad de vida general. En las Islas Canarias, por ejemplo, el aumento de los alquileres de vacaciones ha dificultado que muchos lugareños encuentren viviendas asequibles. Desde un punto de vista económico, los beneficios del turismo a menudo tienden a concentrarse entre unos pocos, mientras que muchos lugareños se encuentran en trabajos de hospitalidad que pagan menos.
Hacia soluciones sostenibles
Los expertos sugieren una combinación de enfoques para abordar el abanseismo. Algunos lugares ya están tomando medidas: por ejemplo, el Parque Nacional Calanques de Francia limita el acceso durante los meses de verano, y algunas ciudades portuarias están poniendo gorras en la cantidad de cruceros que pueden llegar. Otras estrategias potenciales incluyen ofrecer incentivos para viajes fuera de temporada, como cupones para restaurantes o museos, para ayudar a extender el tráfico turístico de manera más uniforme. Las reglas más estrictas para las operaciones de cruceros, los límites en el número de visitantes y un mayor énfasis en las prácticas turísticas sostenibles también son vitales.
La industria turística en sí necesita reconsiderar sus prioridades, centrándose en el valor a largo plazo en lugar de solo las ganancias a corto plazo. Al promover destinos que son menos conocidos y educar a los viajeros sobre el impacto de sus elecciones, los involucrados pueden ayudar a aliviar la presión sobre los lugares más populares. En última instancia, el éxito depende de un esfuerzo coordinado que involucre a gobiernos, empresas y viajeros individuales para garantizar que el turismo siga siendo una fuerza positiva en lugar de una fuente de problemas.
Una llamada para el cambio
Con Italia, Francia y España que enfrentan las repercusiones del abroutismo, actuar rápidamente es fundamental. Estos lugares atesorados podrían encontrarse disminuidos, sus riquezas culturales y naturales se desvanecen gradualmente, si los cambios significativos no se materializan. Para garantizar que Europa sea atractiva para aquellos por venir, se hace necesario adoptar enfoques ambientalmente sólidos y distribuir los beneficios del turismo de una manera más justa; Tales esfuerzos logran un equilibrio entre los placeres que ofrece viajes y salvaguardar tanto el bienestar comunitario como el mundo natural.




