“Desde 2012, he trabajado con la Fundación Tonkawa, en Nueva Casas Grandes, México, sobre la recuperación del lobo mexicano (Canis Lupus Baileyi), una subespecie de lobo gris que había sido cazado hasta la casi extinción en la década de 1980.
Reintroducir lobos a la región de Chihuahua restaurará el equilibrio ecológico y ayudará a regular otras poblaciones de vida silvestre. El regreso del lobo mexicano no solo ayuda a conservar la biodiversidad, sino que también representa un acto de reconciliación con una especie que los humanos perseguían durante décadas.
Uno de los principales desafíos ha sido obtener datos precisos en áreas con terreno complejo para comprender cómo se están adaptando los lobos. Usando trampas de cámara, collares de radio, observaciones directas y análisis de seguimiento y scat, recopilo información sobre sus movimientos y comportamientos.
Estimamos que 25-30 lobos mexicanos ahora viven en la región. Son los primeros días, pero su presencia ya está afectando la distribución de otros depredadores, como Pumas, insinuando un reequilibrio ecológico.
La percepción pública sigue siendo otro desafío. Los lobos no siempre son bienvenidos, especialmente en áreas con granjas de ganado, por lo que trabajamos en estrecha colaboración con los propietarios para monitorear a los lobos sin generar conflictos.




