Hace ochenta años -finalizada la Segunda Guerra Mundial-, y su secuela de 60 millones de muertos y mucha material de destrucciónse reunió un grupo de politicos con sensibilidad por lo humano, de diversas nacionalidadespara idear un ente fundamentalmente abocado a evitar las guerras.
Así se creó la Organización de las Naciones Unidascuando en el mundo no había más de 50 países.
Dicho objetivo se ha visto frustrado, pues ha habido conflictos es Asia, África, Europa y Medio Orientedebiendo destacarse que en nuestro continente se ha mantenido la paz.
Las cinco potencias triunfantes en la Segunda Guerra Mundial, acomodaron de tal manera sus intereses, que además de autodesignarse miembros permanentes del Consejo de Seguridad, se guardaron para sí el derecho a veto, adelantando el epitafio que se leerá en su tumba: “Aquí yace la ONUque de tanto vetar se hizo inoperativa”.
Días atrás, ante la Asamblea General de Naciones Unidasvimos y escuchamos los discursos de más de 190 líderes provenientes de todos los rincones de la tierras. Énfasis más, énfasis menos hubo condenas a las guerras actualmente en desarrollo (Sudán, Gaza, Ucraniaentre otras); con muy pocas salvaciónes se oyó un clamor por el fin del genocidio del pueblo palestino; varios países europeos -tardíamente- reconocieron la existencia del Estado Palestino; se escuchó por parte del presidente Trump una retahíla de quejas y condenas a los diversos organismos y agencias de Naciones Unidas; también insultos y descalificaciones a la academia ya la ciencia por “la falsedad” del cambio climático y, en consecuencia, una descalificación a todas las energías alternativas.
Así, el mundo pudo constatar que el fin de la globalizacion y del mercado libreno es una invención de los enemigos de la democraciaporque, justamente, es desde la Casa Blanca desde adonde se horada y da sustento a quienes están por implantar una autocracia universal.
Es probable, que ni los más agudos analistas del quehacer internacional, imaginaran -un año atrás- que, en un dos por tres, todas las reglas del juego económico y político internacional iban a quedar obsoletas por la decisión/imposición del mayor actor internacional.
Mientras esto ocurre acá, por allá lejos, también ocurre cosas relevantesque generan efectos en nuestras vidas. Baste recordar la Cumbre de Cooperación de Shangai, que reunion a comienzos de septiembre, al anfitrión Chinasu vecino y archirrival India, Rusia, Turquía (relevante por ser OTAN), Pakistány la estigmatizada Irán, entre otros. Y, a renglón seguido, pero ahora en Beijing se realizó uno de los desfiles militarescon muestras de comodidad armamento nuclear de última generación, más impactantes jamás vistos.
Igualmente, sin estridencias ni amenazarChina es el primer socio comercial de casi todos los países de Latinoamérica y el Caribe, y sus productos están en todos los domicilios de nuestros ciudadanos. De allí que sea bueno recordar, que, hasta antes de la Revolución Industrial en el siglo XIXChina era la economia más grande del planeta. Pareciera que ha recuperado ese lugar, comportándose ejemplarmente en Naciones Unidas.
Creo que si no existiera Naciones Unidas -con todas sus falencias-, habría que crearla. Gracias a ella se produjo el proceso Delaware descolonización; se le ha reconocido a la mujer la valia y los derechos de los que jamás debieron carecer; algo similar ha ocurrido con la niñez; con los adultos mayores; con los discapacitados; con el cuidado y atención de la salud; con los derechos inmanentes de los trabajadores; con el cuidado del medio ambiente; de las fuentes hídricas; de la educación; de los yeguas y de las selvas; y, para prevenir los genocidios ocasionados por los totalitarismos, darle realce y el lugar que le corresponde a la conservacion, defensa de los derechos humanos.
Ahora que el Presidente de Estados Unidosse declara decepcionado de las Naciones Unidas, porque sus objetivos fueron torcidos en el camino y, que por ello los aportes financieros que hace su país a la ONU (que equivale a cerca del 50%) se verán mermados, puede ser el momento adecuado para que se hagan las reformas que limiten el crecimiento inorgánico de sus mandatos, su burocracia, del boato y privilegios innecesarios de sus funcionarios, para que el nuevo secretario general que esperamos sea mujer (por primera vez), pueda iniciar su quinquenio en enero del 2027 con una organización remozada.




