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El cambio climático está haciendo viable el cultivo de cereales en zonas de Europa que antes estaban descartadas por sus condiciones extremas. Pero el clima ártico está cambiando. Investigadores de cinco países del Periferia Norte y Ártico están involucrados en Fronteras de avenaun proyecto interregional paneuropeo.
Hrannar Smári Hilmarsson, jefe de Fronteras de avena en Islandia, explica que, en los países participantes, han probado alrededor de 400 variedades del cereal en diversas plantaciones de control, con diferentes fotoperiodos y factores de estrés durante el cultivo. “estamos en Gunnarsholt, en el sur de Islandia, en el paralelo 64 norte. Aquí hay un campo de prueba de rendimiento de avena donde probamos el rendimiento de diferentes variedades. Queremos ver cómo reacciona la avena en un ambiente extremo que puede ser muy frío, nevado, muy ventoso e incluso con periodos de lluvia y sequía. Queremos examinar las condiciones y adaptar la avena a esta última frontera”, explica.
la idea para Fronteras de avena comenzó en el Universidad de Agricultura de Islandia. Helga Rún Jóhannesdóttir, asistente de investigación, identifica y registra las propiedades de los diferentes tipos de avena en el laboratorio. Las semillas, que son previamente seleccionadas en sacos dependiendo de cada variedad cosechada, se pesan y miden, antes y después de ser secadas y limpiadas. «Una vez limpiada, conocemos el rendimiento total y podemos calcular cuántas toneladas por hectárea hemos recolectado y cuánto puede producir cada gen, cada tipo de avena, en total. La avena es una planta muy resistente. Puede crecer en condiciones muy pobres y aun así dar excelentes resultados.”,dice_._
Avena nórdica: resistente y sin fungicidas
Örn Karlsson empezó a cultivar cereales para su ganado en el sur de Islandia en 2009. Hoy en día, es el único productor de la zona que vende avena para consumo humano. «Cuando empiezas a sembrar semillas de avena, necesitas una temperatura superior a los 10 grados durante 110 días, un poco más de tres meses. Este año vamos a tener una buena cosecha», explica. Añade que cuando era niño “en septiembre nevaba a menudo, mientras que ahora eso nunca sucede. En el sur de Islandia hace más calor”. Örn señala que en los países nórdicos “el rendimiento es menor que en los países más cálidos, pero la avena es muy saludable. No utilizamos ningún producto químico, por lo que podemos producir una gran cantidad de cereales. Ahora utilizamos una variedad sueca, pero estoy seguro de que en el futuro habrá nuevas variedades mucho más grandes y mejores, y ese es el objetivo a largo plazo de este proyecto».
El presupuesto total del proyecto es de 1,6 millones de euros; del cual el 60 por ciento ha sido financiado por el Política de cohesión europea y el 40 por ciento restante por aportes públicos privados. Diez socios participan en Fronteras de avena de cinco países diferentes_:_ Islandia, Irlanda, Finlandia, Noruega y Suecia.
En comparación con el trigo o la cebada, la avena es más resistente y requiere menos fungicidas, pero ¿cómo se determina qué variedad es la adecuada para cada región? ¿Existe una variedad para todo el Extremo Norte? «A esto lo llamamos interacción genotipo-ambiente, y queremos saber si podemos encontrar una variedad que sea buena en todos los lugares, o si puede haber una que funcione bien en Irlanda pero no sea la misma que funciona en Finlandia o en otros lugares. No lo sabemos todavía, pero lo sabremos», dice Hrannar Smári Hilmarsson.
Está previsto que los resultados del proyecto se publiquen a finales de 2026.
