Nigel Farage prometerá una hoguera de regulación empresarial mientras detalla las políticas económicas de su partido con más detalle que nunca en un intento por reforzar su reputación de credibilidad fiscal.
El líder reformista dará un discurso en Londres situando la desregulación en el centro de su agenda económica, al tiempo que también abandonar un compromiso en las últimas elecciones para conseguir 90.000 millones de libras en recortes de impuestos.
El mensaje está diseñado para reforzar la reputación de credibilidad fiscal de su partido después de advirtieron los expertos que sus promesas de recortar £350 mil millones del gasto gubernamental durante el próximo parlamento no cuadraron.
Farage dirá: “Cuando se trata de Brexit … no hemos aprovechado las oportunidades para desregular y ser más competitivos. La dura verdad es que las regulaciones y los reguladores, en muchas áreas, son peores que en 2016”.
Y añadirá: «La reforma del Reino Unido hará las cosas de manera muy diferente. Seremos el gobierno más proempresarial y proempresarial que este país haya visto en los tiempos modernos. Esto significará más empleos bien remunerados para los trabajadores.
«Daremos libertad a las empresas para que puedan seguir adelante y ganar más dinero. Traeremos al gobierno a personas con verdadera experiencia en sus áreas. Y señalaremos un cambio de actitud hacia el trabajo, la ganancia de dinero y el éxito».
Sobre sus promesas anteriores de reducción de impuestos, agregará: «La reforma controlará el gasto público, de modo que los costos de endeudamiento de la nación bajen. Entonces, y sólo entonces, recortaré los impuestos para estimular el crecimiento. Debemos hacer que la economía crezca».
El discurso de Farage es parte de un impulso más amplio para dar cuerpo a las políticas internas de Reform para contrarrestar las críticas de que al partido sólo le importa la migración.
El partido se ha visto dividido entre sus tradicionales instintos económicamente liberales y el deseo de ganarse a los votantes privados de sus derechos en los núcleos laboristas que apoyan más la intervención estatal.
En los últimos meses Farage ha prometió nacionalizar la mitad de la industria del agua británica y habla más cálidamente que antes sobre el papel de los sindicatos.
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El discurso del lunes promete ser un regreso a sus raíces desreguladoras, aunque sin el celo por la reducción de impuestos que ha mostrado en el pasado.
Los economistas han advertido, sin embargo, que los recortes de gasto que prometió anteriormente resultarán difíciles –si no imposibles– de cumplir.
En mayo, Farage afirmó que el gobierno podría ahorrar £45 mil millones al año si abandonara los compromisos netos cero. Pero los expertos en los que se basó para ese cálculo advirtieron después que la cifra se compone principalmente de inversión del sector privado, que no contribuye al gasto público.




