

Descripción textual proporcionada por los arquitectos. En las afueras de San Cristóbal de las Casas, en el bosque de niebla de Huitepec, la casa emerge del paisaje como un elemento natural más. Su presencia implica una convergencia con la esencia del sitio, convirtiéndose en símbolo y lenguaje de protección, un gesto de salvaguarda de la identidad del lugar. No es un objeto extraño, sino un fragmento de la montaña, una escultura habitada que respira con la misma cadencia que el bosque. Su forma no busca imponerse, sino convivir; siguiendo la pendiente mientras se traza un diálogo con la tierra. Sólo cimenta lo necesario, permitiendo que la montaña mantenga su pulso.





