Cuando Vincent Kompany llegó al Bayern Múnich, a mediados de 2024, pocos creían en él. Le criticaban su escasa experiencia en el banco. Sin embargo, el técnico belga se fue ganando la confianza poco a poco. En su segundo año en el club, logró una racha de 16 victorias consecutivas, ya ganó un título, la Supercopa Franz Beckenbauer, y, para el medio colombiano, ha sido clave para que Luis Díaz esté en un nivel espectacular.
El difícil ambiente que vivió Kompany en sus primeros meses en Alemania ha sido un juego de niños comparado con las dificultades que ha tenido que atravesar a lo largo de su vida, una lucha que ha superado a punta de preparación, inteligencia y don de gentes.
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El padre de Vincent Kompany: inmigrante, taxista y luego alcalde
La fría ficha de Kompany dice que nació en Uccle (Bélgica) el 10 de abril de 1986. Pero antes de eso, tuvo que aprender a vivir con una herencia dura, la de la inmigración. Su padre, Pierre, nació en Zaire (hoy República Democrática del Congo). Tuvo que huir de su país en 1975: fue detenido, luego de haber participado en un levantamiento contra el dictador Mobutu Sese Seko.
Pierre tuvo que adaptarse rápidamente a una nueva vida. Se casó con Jocelyne Fracelle, una ciudadana belga blanca que trabajaba en la agencia de empleo de la ciudad de Bruselas y además era dirigente sindical. Mientras validaba el título de ingeniero civil que obtuvo en el Congo, tuvo que trabajar como taxista. De ese matrimonio nacieron tres hijos, dos de los cuales salieron futbolistas, Vincent y François.
El racismo fue un fantasma que Vincent y su familia tuvieron que soportar. «Al principio, mi padre no fue aceptado en la familia. Mi madre viene de un pueblo muy rural y, cuando llegó en los años 70 con mi padre, directamente de África, fue un shock. Era ignorancia. Mi padre siempre acabó siendo aceptado por su personalidad», contó, en una entrevista con el diario inglés The Guardian.
Jocelyne y Pierre sabían que sus hijos iban a sufrir por ese tema e hicieron todo lo posible por prepararlos. Y más, en un país como Bélgica, donde hay varios idiomas. En su casa se hablaba francés, en el colegio neerlandés, pero además, Vincent aprendió inglés y alemán, y entiende italiano y español. Pero eso no era suficiente.
Vicente Kompany Foto:EFE
«Era normal que fuéramos a torneos juveniles y que nos llamaran monos; los padres nos lo gritaban. Eso casi provocaba que mi madre se peleara a puñetazos. Nos enseñaron a ser más fuertes», señaló Vincent en la misma charla con The Guardian.
El fútbol alejó a Vincent Kompany de las calles
A los 6 años entró a jugar a las divisiones menores del Anderlecht. El fútbol, contó, fue la excusa para alejarlo de la calle y de los vicios. Pero su temperamento rebelde, en parte por su formación social, le trajo problemas. A los 14 años ya jugaba con las selecciones menores de Bélgica y eso le costó la expulsión del colegio en el que estudiaba, por las constantes ausencias. Y además se juntaron varias complicaciones: una lesión de rodilla, la separación de sus padres y un casi inminente desalojo de la casa en la que vivía su familia.
Pudo más su esfuerzo, aunque, a los 16 años, no estaba del todo convencido de que el fútbol iba a ser la herramienta con la que iba a ganarse la vida. «Yo pensaba: si gano 300 libras al mes jugando al fútbol y trabajando en Tesco, me lo paso bien y puedo comprarme una casita con jardín. Eso era lo mejor a lo que podía aspirar. Nunca sentí que tenía talento o una bendición para nada. La mayoría de las cosas que parecen talento son simplemente el resultado de un proceso», recordó.
Las cosas fueron mejorando, pese al dolor de la muerte de su mamá en 2006. Pierre, siempre inquieto, incursionó en la política y en 2018 se convirtió en el primer alcalde negro elegido en Bélgica, en el distrito de Ganshoren, en Bruselas.
Pierre Kompany, padre de Vincent y primer alcalde negro elegido en Bélgica. Foto:YouTube
El fútbol no lo es todo: Kompany tiene una maestría en Administración de Empresas
Vincent también tuvo una carrera en ascenso. A los 17 ya jugaba en la Selección, con la que disputó 89 partidos y fue a dos mundiales, Brasil 2014 y Rusia 2018. A los 20 fue transferido del Anderlecht al Hamburgo de Alemania. Y dos años después llegó a un club que fue clave para su vida y su carrera, el Manchester City, con el que logró 12 títulos como futbolista: cuatro Premier League, dos Copas FA, cuatro Copas de la Liga y dos Community Shield.
Sin embargo, Vincent siempre tuvo la inquietud de tener una carrera aparte del fútbol. Mientras era jugador del City se matriculó, y terminó, una maestría en Administración de Empresas.. La razón: quería aprender a leer un plan de negocios. «Era una necesidad. Si tienes muchos ingresos y eres una persona inquieta, es una receta para el desastre», opinó.
Vincent Kompany (der.), en un clásico de Manchester en 2013. Foto:EFE
Pero el fútbol lo siguió arropando. En la temporada 2019-20 regresó al Anderlecht y esa misma temporada pasó de ser jugador a director técnico. Y en ese club, donde nació y creció, también vivió un episodio de racismo en 2021, en un partido contra el Brujas. No se quedó callado.
Estuvo hasta mediados de 2022, cuando fue contratado por el Burnley inglés. Allí tuvo un paso agrícola: su primera temporada fue brillante y logró ascender al equipo a la Premier League, con una campaña espectacular, con apenas tres derrotas en 46 partidos. Pero al año siguiente acabó descendiendo: el equipo terminó penúltimo.
Las críticas a su llegada al Bayern
Vicente Kompany Foto:EFE
Con esa hoja de vida, el Bayern se fijó en él para reemplazar a Thomas Tuchel, a quien le tocó dirigir al equipo en una temporada aciaga, la primera sin títulos desde 2010. Su nombre, de entrada, no me gustó.
«La primera temporada de Kompany en Burnley fue fantástica, con un fútbol hermoso. Después del ascenso todo se volvió mucho más difícil, a pesar de que Burnley había invertido dinero en jugadores, aunque sin mucho éxito», señaló una leyenda del fútbol inglés, Gary Lineker, goleador del Mundial de 1986. Sin embargo, dijo que podía tener éxito en la Bundesliga. «Kompany fue un poco testarudo en cuanto a su estilo de juego. Pero en el Bayern Múnich será mucho más fácil porque tienen mejores jugadores a su disposición que en el Burnley», opinó.
En su primer año recuperó la Bundesliga, pero en la Champions, el Inter de Milán lo sacó en cuartos. Ahora, el entrenador le saca jugo a un plantel que poco a poco se va acomodando a su idea de juego, en el que el aporte de Luis Díaz como refuerzo ha sido clave para un comienzo de campaña espectacular.
luis diaz Foto:AFP
De entrada, a Kompany lo descubrirá el nivel físico del guajiro. Ahora, ya con 16 partidos encima, y una genialidad reciente contra la Unión Berlín, está deslumbrado con el nivel del colombiano.
«Necesitábamos ese momento de genialidad de Lucho. Claro que pudo haber marcado otro gol, pero la calidad que tenemos en este equipo es la que necesitamos para lograr nuestros objetivos. Tres goles esta semana; eso está muy bien para él», dijo luego de que Díaz, aparte de ese tanto, hizo un doblete contra el campeón de Europa, Paris Saint-Germain.
En el Bayern, que últimamente no se ha caracterizado por tener estabilidad en el banquillo, creen en el proyecto de Kompany y el pasado 21 de octubre anunciaron la extensión de su contrato hasta 2029.
Vicente Kompany Foto:Bayern Múnich
“Cuando fichamos a Vinny, teníamos una idea clara de nuestro camino juntos, y él demostró rápidamente que impulsa al FC Bayern, tanto dentro como fuera del campo”, dijo Max Eberl, director deportivo del club.
José Orlando Ascencio
Subeditor de Deportes
@josasc
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