Jorge Usón escribe y dirige La Tuerta, fabulosa tragicomedia

Horacio Otheguy Riveira.

Lo de tragicomedia romántica le cuadra, pero lo que realmente importa es la unión de técnicas para un encuentro dramático muy emotivo con ráfagas de humor, y en cualquier caso, el talento de la actriz para cada movimiento y sonido emitido en brevedad de palabras muy bien encajadas, todo lo cual hace de la función un acontecimiento muy valioso en el que «lo teatral» entra en el túnel del tiempo y venta fortalecido, felizmente convencidos de que no hay límite temporal ni desencuentro alguno, y la calidad del texto-guion tiene una fortaleza poética muy personal, especialmente interesante por firmar la obra y seleccionar la música Jorge Usón.

Teatro danza y mímica para llevarnos al terror romántico de vivos y muertos, de hombres recios y frágiles doncellas.

María Jimez (Granada, 1986) actriz-bailarina de talento excepcional juega con absoluta entrega las situaciones en tiempos muy distantes, y lo hace de la mano de un gran actor ahora debutante como dramaturgo y director: unión mágica en la que se rodearon de talentos para producir 70 minutos que dejan al público sobrevolando una trama inédita: la conmovedora historia de dos mujeres muy distantes, pero con idéntica capacidad de conquistar emociones sorprendentes.

Guillermo Tell y el Río Princesa

Una doncella del siglo XVI queda tuerta de un ojo en su primer encuentro con un héroe adorado: Guillermo Tell. Despreciada por su defecto físico, La Tuerta sufre y busca la mejor supervivencia, sin alcanzarla. Llena de rencor jura vengarse del amor lanzando un maleficio cuyos efectos sorprendentes veremos en la época actual sobre una joven bailarina llamada Lucía.

Dos piezas en una. Un monólogo en doble sesión. Siempre acompañada la única actriz con música diversa, en todo caso composiciones creadoras de atmósferas envolventes. El espacio blanco sobre el que se sitúa la actriz adquiere energía ascendente por una variedad de luces y sombras con la que la relación mantiene vivo interés; un relato con aroma de cuento clásico, puesto en escena con disciplina aerodinámica de hoy.

Unas pocas risas surgen en el camino hasta que los espectadores pierden la noción del tiempo, y lo que Conchita/Lucía tienen de graciosas avances por un dolor ilimitado en busca de amor. En realidad, en busca, sin saberlo, de una liberada revelación que se producirá en un caudaloso río Princesa.

La Tuerta es una tragicomedia sobre la imposibilidad de amar y de perdonar servida con humor, y en donde todo se asienta en la interpretación de una actriz (María Jáimez) en un espacio vacío. Dice el autor «Si vivimos pensando que la vida nos debe algo, cuando el amor nos haga señas no las veremos. Tengamos un ojo o los dos»