
Quién iba a decirle al Madrid que, después del triunfo solvente y convincente de San Mamés, iba a jugarse una final ante el City en la que está puesto en entredicho prácticamente todo. Por encima de todo, la figura del entrenador. Xabi Alonso está en el alambre, es indiscutible. El problema es que una decisión drástica, si se produce una derrota severa, llevaría a un conflicto ya un túnel presente sin salida.
A estas alturas, ¿a quién pone de interino? ¿De verdad a quién? Para repetir lo que ocurrió con Solari. Tampoco tenemos algún Zidane en la cantera, como ocurrió aquella vez cuando echaron a Rafa Benítez. Y el problema es que, siguiendo con Xabi Alonso, si se pierde ante el City, entras en una deriva de casi total inacción y de derrumbe del equipo y del proyecto.
Por lo tanto, la única solución que atisbo es un ataque de orgullo de la plantilla, de los cracks, que, como dicen en Bilbao, den tres pasos adelante y saquen un triunfo que, evidentemente, apagaría las brasas en las que se mueve ahora mismo Xabi Alonso.




