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La unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE vuelve a descarrilar, esta vez en Aragón, atrapada en una maraña de vetos cruzados, recelos acumulados y liderazgos enfrentados. Lo que durante semanas fue una negociación a varias bandas para articular una coalición amplia –con Sumar, Podemos, Izquierda Unida y la Chunta Aragonesista– se tradujo este viernes en un nuevo intento fallido de armar una propuesta electoral de mirada amplia con la que frenar a las derechas en los comicios del próximo 8 de febrero.
El desenlace ha sido abrupto, pero no inesperado. De hecho, casi todas las fuerzas consultadas por La Vanguardia llevaban mostrándose desde el miércoles muchos más pesimistas en privado de lo que admitían en público. Hasta que, confirmada la imposibilidad de suscribir pacto alguno, han aflorado las críticas de unos y otros a los vetos cruzados ya los “juegos de tronos” internos por culpa de sus respectivos “cálculos electorales nacionales”.
La CHA y Podemos concurrirán en solitario
Dentro de las múltiples conversaciones bilaterales abiertas ante la imposibilidad de sentar a todas las partes en una misma mesa, Podemos Aragón mantenía contactos “relativamente avanzados” con Izquierda Unida para consensuar un programa de gobierno de izquierdas para frenar a PP y Vox.
Sin embargo, como desveló la dirigente federal de IU Amanda Meyer, la dirección estatal del partido morado terminó imponiendo un “veto irresponsable desde Madrid” a cualquier alianza que, entre otras, no aceptara la subordinación del resto de fuerzas a las tesis de Podemos y no secundara la exclusión de Sumar fuera cual fuera su propuesta de integración.
Este mismo escenario estuvo a punto de reproducirse en Extremadura, donde se celebraron elecciones hace menos de una semana. Allí, sin embargo, el pulso se resolvió en sentido contrario: el territorio se impuso a la dirección nacional y la candidata de Podemos, Irene de Miguel, vendió una alianza directa con IU –con el apoyo externo de Sumar– que, contrariamente a los temores expresados por el núcleo duro morado, permitió al espacio obtener sus mejores resultados electorales en dos años. Ese precedente, sin embargo, no ha sido suficiente para desenredar la maraña aragonesa.
«No existe esa unidad de la izquierda que algunos quieren vender. Hay partidos que están utilizando el concepto de la unidad de una forma demagógica para llevar a confusión», ha denunciado la Chunta Aragonesista (CHA) integrada hasta ahora en el grupo parlamentario de Sumar en el Congreso y que, confirmada la fractura, anunció que concurrirá en solitario a las urnas. Y aunque IU y Podemos negociaron hoy hasta última hora, también han terminado secundandola decisión de la CHA de presentarse separados.
El fracaso aragonés ha abierto en canal el debate estratégico a escala estatal. Y aunque Izquierda Unida “seguirá trabajando para articular candidaturas que agrupan a toda la izquierda”, su coordinador federal verbalizó más claro que otras veces la necesidad de renovar ciertos liderazgos. “Yolanda Díaz es una magnífica ministra de Trabajo, eso no lo niega a nadie”, pero “tengo diferencias sobre cómo ha estado construyendo el proceso de alianzas”, señaló Antonio Maíllo anticipando un 2026 de turbulencias en el espacio.



