La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó a primeros de diciembre una guía sobre el uso de los fármacos adelgazantes, que en este año han alcanzado una popularidad descomunal. El organismo ha concluido que a tenor de los estudios disponibles existe un bagaje científico y médico lo suficientemente sólido como para establecer que estos fármacos pueden prescribirse.
Pero no sólo ha marcado esta recomendación. También ha abogado por que se dispensa a la mayor población posible. Defendió, en definitiva, que sean accesibles y asequibles.
¿Cómo operan estos fármacos?, ¿pueden usarse en España?, ¿cuáles son sus contraindicaciones? Son algunas preguntas habituales debido a la demanda creada. Cada vez más personas aparecen más delgadas en relativamente poco tiempo gracias a sus efectos.
¿Cómo funcionan los fármacos para adelgazar?
Este tipo de fármacos comenzaron a utilizarse en 2005 para tratar diabetes tipo 2 porque mejoran el control de la glucosa, pero los distintos estudios que se iban realizando desvelaban beneficios para controlar el apetito y, por tanto, el peso. Sus impulsores fueron reconocidos con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2024 y la revista Ciencia los destacado como el avance científico del año en 2023.
Se trata de moléculas que imitan a la hormona GLP-1 segregada por el intestino delgado como respuesta a la ingesta de alimentos y que aumenta la sensación de plenitud y saciedad. La que produce el cuerpo humano desaparece rápidamente de la sangre, sin embargo, las modificadas (el fármaco) provocan una sensación de saciedad durante más tiempo.
Entre los más conocidos se encuentran:
- Ozempiccuyo principio activo es la semaglutida. En España está diagnosticado para la diabetes tipo 2 y la obesidad.
- Wegovycon semaglutida también como principio activo.Específico para la obesidad.
- Saxendaque contiene el principio activo liraglutida y está aprobado exclusivamente para tratar la obesidad.
- munjarocon la tirzepatida como principio activo. Para tratar la diabetes tipo 2 y la obesidad.

Además de ayudar a adelgazar, los estudios muestran que reducen el riesgo de infarto, ictus e insuficiencia cardíaca, y se investiga su posible utilidad en otras patologías como alzhéimer o párkinson.
No obstante, estos pueden presentar efectos secundarios, como problemas intestinales o pancreatitis.
Efecto rebote
Uno de los principales retos de estos fármacos para adelgazar es el efecto rebote.
Un metaanálisis publicado en la revista. Medicina BMCque analizó datos de 11 ensayos clínicos con más de 1.500 pacientes tratados, concluye que la pérdida de peso alcanzada durante el tratamiento suele ir seguida de una recuperación de peso tras abandonar la medicación.
Según el estudio, el aumento de peso comienza a partir de las ocho semanas tras dejar el fármaco y puede prolongarse unas veinte semanas antes de estabilizarse.
El efecto varía en función del medicamento, la presencia de diabetes y de si el paciente mantiene cambios en el estilo de vida, como la dieta y el ejercicio.
“No está indicado tomar el fármaco sin dieta y sin ejercicio físico”, sostiene el catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona Jordi Salas
En casos como con el uso de la tirzepatida, los pacientes recuperaron casi la mitad del peso perdido tras cambiar a un placebo.
Los autores subrayan que el efecto rebote no ocurre solo con los fármacos, sino también en otros métodos de adelgazamiento como el baipás gástrico o la gastroplastia vertical. Por ello, reclaman más investigaciones con seguimientos más prolongados.
Esencial: dieta y ejercicio
Intentar bajar de peso con los fármacos contra la obesidad y la diabetes, pero sin hacer dieta ni ejercicio físico, “es una equivocación total” que puede tener consecuencias, como el propio efecto rebote o, incluso, pérdida severa de masa y fuerza muscular. Lo advierte Jordi Salas-Salvadó, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona.
El catedrático e investigador celebra la llegada de estos fármacos contra la diabetes y la obesidad (los popularmente conocidos Ozempic o Mounjaro) convencido de que van a ayudar a muchas personas, pero considera que “se está haciendo un uso irracional” de estos medicamentos.
“No está indicado tomar el fármaco sin dieta y sin ejercicio físico”, insiste el también director del programa de Nutrición del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Obesidad (CIBERobn).
“Primero hay que probar si se puede alcanzar un peso normal a través de dieta y de ejercicio y después tener la autorización de los fármacos, pero siempre con la base de la dieta y el ejercicio físico”, explica.




