Pablo Boteo, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Desarrollo, ofrece una visión económica para el 2026, en la que destaca el papel que desempeñará la economía estadounidense, que marcará el ritmo para Guatemala.
En términos generales, se prevé un desempeño positivo, aunque persiste una coyuntura local marcada por las elecciones de segundo grado y el ambiente preelectoral rumbo a los comicios generales del 2027.
¿Cuál es su perspectiva 2026?
La incertidumbre a nivel global va a continuar, así como estuvo en el 2025. Primero porque, Desde Estados Unidos, se tiene una política internacional poco predecible, aunque creo que ahora más definido.
¿A qué aspectos hay que poner más atención?
En el tema comercial, creo que vamos a seguir viendo esos vaivenes en cuanto a la aplicación de una política de aranceles, sobre todo en la medida en que China, por ejemplo, vemos que sigue creciendo y que en 2025 va a tener un balance comercial positivo extraordinario, el más alto de su historia.
Entonces, pareciera que, a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos por detener el crecimiento en las exportaciones de Chinano se está logrando. Y eso lo que va a hacer es una nueva reacción de parte de Estados Unidos para ver cómo la contiene y podría ser un nuevo choquedigamos, en términos de política comercial internacional. Eso le va a imprimir inestabilidad.
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¿Qué más puede influir?
Está el tema migratorio, que va a seguir endureciéndose; ya no solamente en Estados Unidos, sino que estamos viendo que en Europa también está surgiendo, digamos, una política antiinmigrante fuerte. Entonces, estamos notando un mundo que se está fraccionando. Todo el proceso de globalización y de integración que se vio, eso sigue cambiando, sigue desintegrando eso.

¿En qué se traduce?
En que va a generar incertidumbre, sobre todo también en las bolsas de valores, por los cambios estructurales en la geopolítica mundial. Hay que recordar que también hay conflictos globales latentes. Por ejemplo, en Ucrania y Rusia, que sigue siendo fuente de incertidumbre porque no se llega a un acuerdo.
Luego tenemos cuál va a ser la reacción de China en el caso de Taiwán. Y en la región está el tema de Venezuela, que sigue siendo una fuente de incertidumbre.
De todo este contexto, ¿qué es lo rescatable?
La buena noticia es que el precio del petróleo, en medio de toda incertidumbre, la perspectiva es que vaya a estar estable e incluso pueda bajar un poco másporque la demanda global de petróleo está bajando por el uso de vehículos eléctricos en China, pero también porque la economía mundial se espera que siga enfriándose.
Las perspectivas de crecimiento a nivel mundial para el otro año son que van a ser poco menos que las del 2025. Entonces, se está enfriando la economía, producto de toda la incertidumbre. Y, por otra parte, está aumentando la producción de petróleo. Por lo menos en términos del precio del petróleo, que para el caso de Guatemala es muy relevante, pareciera que va a ser estable.
En el tema comercial, creo que vamos a seguir viendo esos vaivenes en cuanto a la aplicación de una política de aranceles, sobre todo en la medida en que China, por ejemplo, vemos que sigue creciendo y que en 2025 va a tener un balance comercial positivo extraordinario, el más alto de su historia.
A lo interno, ¿cuál es su equilibrio?
En el caso de la economía de Guatemala, en medio de toda esa incertidumbre global, va a seguir resistiendo, mostrando esa resiliencia y un crecimiento muy cercano al promedio de los últimos 20 años.
En medio de todo, estaremos cerca del 3.7%, porque ya demuestra que la economía puede resistir muy bien esa incertidumbre global. Habría que agregarle a todo esto el nerviosismo que existe en Estados Unidos respecto al mercado laboral.
Se esperaría que las tasas de interés bajen el próximo año en EE.UU. UU., en la medida en que la economía mundial se enfría y que el mercado laboral también. La perspectiva es que la Reserva Federal (Fed) va a bajar las tasas de interés, por lo que el resto del mundo va a seguir eso.
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¿Cómo hay que recibir esa posible baja?
Eso es una buena noticia, porque disminuiría las presiones para las personas que están endeudadas y, por supuesto, sería beneficioso, algo que eventualmente también va a tocar aquí, y ya vemos, de hecho, una tendencia hacia la baja. Eso también va a poner menos presión a la economía.

¿Qué otros aspectos están viendo a lo interno?
Creeria que este shock positivo en los términos de intercambio comercial va a seguir en el 2026. Eso significa que ese espacio presupuestario que puedan tener las economías guatemaltecas con el precio del petróleo bajo va a seguir.
Se esperaría estabilidad en la inflación, en el tipo de cambio, una leve disminución en las tasas de interés. Entonces, vamos a tener una economía bastante estable y el gasto público, como se está previendo, también tendrá un efecto en términos de crecimiento económico, en temas de inversión en el interior. Estos factores nos pintan un 2026 bastante estable.
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¿Crecer 3.7% del PIB ya se convirtió en un piso anual?
Sí, es el 3,7%, que es el potencial de crecimiento de la economía, y el desafío sería, en todo caso, aumentar el potencial de crecimiento del país.
¿Qué significa eso?
En que el aumento en la productividad sea tal que permita a la economía poder crecer de forma permanente entre un 5% y un 6%. Pero esa aguja no la hemos podido mover. ¿Y cómo se puede alcanzar ese 4%, 5%, 6%? La única forma de hacer que la aguja se mueva es inversión traer extranjera de forma masiva. Es la única forma.
Si las elecciones de segundo grado las ganan sectores oscuros ligados al crimen organizado, vinculados a la corrupción, el Estado de derecho va a disminuir. Nos vamos a convertir en un país menos predecible, porque habrá menos justicia y eso hará que muchas empresas tengan muchos menos incentivos para invertir.
En 2026 hay elecciones de segundo grado, ¿cómo hay que verlo?
Considere que no va a tener efectos en el corto plazo, pero sí puede tener efectos en el largo plazo.
Por ejemplo, si las elecciones de segundo grado las ganan sectores oscuros ligados al crimen organizado, vinculados a la corrupción, el Estado de derecho va a disminuir. Nos vamos a convertir en un país menos predecible, porque habrá menos justicia y eso hará que muchas empresas tengan muchos menos incentivos para invertir.
Entonces, el resultado que se tenga de esas elecciones puede hacer que las condiciones económicas de Guatemala por lo menos se mantengan establess, si es que sale relativamente bien. Pero si sale mal, creo que sí podría incluso tener un efecto de disminución del potencial de crecimiento de Guatemala en el mediano y en el largo plazo.
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El otro año es preelectoral, ¿qué piensa?
Habrá más gasto público, como lo hemos estado viendo. Eso sí, en el corto plazo genera mayor actividad económica. Eso es innegable porque es una suma de gasto lo que se hace. Así que, en ese caso, uno tiene que reconocer que puede tener un efecto positivo y temporal.
Pero no más allá de eso. Lo que se ha demostrado es que, en las últimas elecciones, vemos que, a pesar de la incertidumbre del año electoral, la economía se mantiene estable. Entonces, la gran fortaleza de esta economía es su estabilidad.
Su gran debilidad es su falta de dinamismo. Somos muy estables, pero muy poco dinámicos.
En una combinación, ¿a qué hay que poner mayor atención?
A las condiciones de la economía de Estados Unidos, que es nuestro principal socio económico, y es en donde hay más preocupaciones. ¿Por qué? Porque siempre ha habido la preocupación de que Estados Unidos pueda entrar en una recesión. Hasta el momento se ha evitado ese escenario. Y, de hecho, cuando hablábamos hace algunos años, decíamos: va a haber un aterrizaje suave o lo que vamos a tener es una crisis. Y lo que vemos es que el escenario que se cumplió es un aterrizaje suave.




