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Aprobar un nuevo modelo de financiación que sea singular para Catalunya y al mismo tiempo extrapolable para el resto de comunidades es posible solo si el resultado final –en euros– muestra una clara mejora para las arcas de la Generalitat. Es lo que tratan de cerrar los negociadores de ERC, del PSC y del Ministerio de Hacienda con un diseño de un sistema homologable para todos pero del que un día de hoy solo Catalunya podrá extraer las máximas ganancias.
Un botón de muestra. Las dos partes han acordado ya que las comunidades autónomas puedan optar a recaudar el IVA que generan las pymes en su territorio de manera diferente a cómo se hace ahora. En lugar de recibir en función del consumo que se genera en una comunidad, con el nuevo modelo será en base al domicilio social de las empresas. Y además, no se recibirá el 50% de lo recaudado por el IVA sino el 56,5%, según fuentes consultadas. Como Catalunya es la que más empresas de este tipo tiene, obviamente, es la más beneficiada con un incremento de la recaudación de casi 1.400 millones de euros al año. A una distancia notable se sitúa Madrid con casi 500 millones de ganancia extra. Por lo tanto, aunque todas las comunidades podrán optar a cambiar el sistema del IVA de las pymes, lo más seguro es que pocas o ninguna lo haga salvo Catalunya.
El Estado pondrá 20.000 millones más para que ninguna comunidad pierda ingresos
Algo pasará parecido en las diferentes patas que configurarán la financiación de las comunidades en las que el modelo es solo una parte. Aunque se trata de lo más importante hay otros factores que influyen en el volumen de recursos que llegan a los ciudadanos como el FLA, la gestión del IRPF, la normativa fiscal, el consorcio de inversiones o la financiación de las competencias no homogéneas.
El modelo de financiación vigente, que data del 2009, preveía que cada cinco años se ajustara para evitar distorsiones como las actuales en las que comunidades como la catalana, a pesar de ser la tercera en aportar recursos al sistema, a la hora de recibir cae al puesto noveno. Aunque no está claro que el acuerdo consigne el principio de ordinalidad para precisamente evitar perder posiciones en el ranking, el modelo en el que se trabaja y que podría ver la luz en el mes de enero sentará las bases para evitar las distorsiones.
Para conseguir cuadrar el círculo y cubrir las aspiraciones de Catalunya de un modelo singular y las del resto de comunidades de un sistema homogéneo es imprescindible que el Estado ponga más dinero encima de la mesa y que nadie pierda. Que no perderá nadie no evitará que algunas comunidades no ganen nada. Las cifras que se manejan en los despachos de la calle Alcalá de Madrid son de unos 20.000 millones extra, es la misma cantidad que algunos economistas han calculado que es necesaria para que la financiación por habitante se acerque en un 90% a la de la comunidad que lidera el ranking. Ese dinero adicional existe porque Hacienda acumula desde hace años récord de recaudación por la subida de impuestos (encubierta) que ha llevado a cabo con la no deflactación de la tarifa de la renta.
El cambio en el sistema de recaudación del IVA de las pymes dará casi 1.400 millones a Catalunya
Más allá del modelo, lo que abarcará la singularidad son otros cinco elementos que se desgranarán en varias etapas temporales. La arquitectura en su conjunto podría estar encauzada en un año.
De este conjunto de seis piezas, una es la condonación de la deuda del FLA. El PSOE y ERC la pactaron en febrero –la cifra es de 17.104 millones de euros– y el Gobierno aprobó la ley a mediados de diciembre. Su tramitación en el Congreso puede durar medio año.
La financiación de las competencias no homogéneas, como pueden ser los Mossos d'Esquadra o las prisiones, otorgará singularidad al tener Cataluña ámbitos competenciales de la que otras comunidades no disponen. Se ha avanzado y se aspira a lograr más inyección de dinero, pero es un asunto que se contempla concretar en una bilateral Estado-Generalitat, posterior a la aprobación de los cambios legislativos que sustentarán el nuevo modelo.
La nueva financiación se apoya en el modelo y en otras cinco patas más que lo hacen singular.
Vinculado a ello está el incremento de la capacidad normativa, cuestión espinosa en unas negociaciones que son casi a diario. También pasa por modificaciones legislativas que den más capacidad a Catalunya para cambiar parámetros de algunos impuestos. En paralelo se estudian medidas antidumping que laminan la competencia entre comunidades.
La gestión del IRPF sigue siendo el principal escollo. Esquerra registró una proposición de ley al respecto en septiembre y decidió no llevarla al pleno en este último período de sesiones para que no distorsionara la negociación del modelo. Es una carpeta que podría abrirse a finales de febrero. Aunque sería extrapolable, la musculatura de la Agència Tributària de Catalunya –que se ha reforzado este año– contrasta con la de entes tributarios de otras comunidades. Solo la catalana lo podría asumir por capacidad.
El rompecabezas se completa con el consorcio de inversiones, que consta en el acuerdo de investidura de Salvador Illa. Se trataría de un instrumento para acelerar los plazos y el grado de ejecución de las mismas. La parte catalana tiene los estatutos muy perfilados, pero queda negociar con Hacienda y Transportes –puesto que la mayor parte de las inversiones son infraestructuras viarias y ferroviarias–.
El horizonte del 56,5% para la comunidad
Hasta ahora, de lo que se recauda por los dos principales impuestos (IRPF e IVA), las comunidades del régimen común reciben un 50%, y el otro 50% se lo queda el Estado. En el caso del IVA que generan las pymes, el porcentaje de participación se elevará del real 50% al 56,5%. Esa cifra puede marcar la tendencia de lo que aún se está negociando para el resto de la recaudación del IVA y sobre todo para el IRPF. En ambos casos está en el 50%. Sin embargo, la clave para mejorar los ingresos no está tanto en la participación de la comunidad en los impuestos sino en cómo se lleva a cabo el reparto de la solidaridad entre todos. Uno de los objetivos que se han fijado los negociadores es eliminar los tres fondos compensatorios que se pactaron en la anterior reforma porque desvirtúan el reparto. Por lo tanto, aunque la participación en los impuestos no crezca demasiado, si se eliminan las distorsiones la ganancia real puede ser importante.




