El invierno ha llegado con mucho frío y si, además, hay humedad, las personas que tienen artrosis o artritis pueden sufrir un empeoramiento de los síntomas, como mayor rigidez al levantarse o dolor al iniciar el movimiento.
En España más de una vez millones de personas sufren enfermedades reumaticassegún los últimos datos de la Sociedad Española de Reumatología. De ellas, más de siete millones padecen artrosis y más de un millón, artritis.
Más rigidez y menos actividad física.
El frío es un factor que puede intensificar los síntomas de ambas enfermedades, de hecho, con la bajada de las temperaturas suele haber un repunte de molestias articulares, sobre todo en personas con artrosis y artritis.
Desde el Hospital Universitario Sanitas Virgen del Mar, la reumatóloga María Andreina Teránexplica que los cambios de temperatura y de humedad «influyen en cómo las articulaciones gestionan la inflamación y en cómo el sistema nervioso interpreta el dolor».
«En épocas de frío y humedad se observa más rigidez, menor elasticidad de los tejidos y una percepción más intensa de las molestias, especialmente en pacientes con artrosis y artritis. Si a esto se suma una menor actividad física, el resultado suele ser un empeoramiento de los síntomas”, abunda la experta.
Subir escaleras, una odisea
La artrosis está vinculada a un desgaste progresivo del cartílago articular, mientras que la artritis implica un componente inflamatorio más marcado, pero en ambos casos el frío y la humedad favorecen que la musculatura se contraiga y las articulaciones se muevan con más dificultad.
De ahí que los pequeños esfuerzos habituales, como subir escaleras o caminar por la calle, pueden resultar más dolorosos. Y el dolor y la incomodidad pueden provocar que las personas con artritis o artrosis se muevan menos, lo que empeora su movilidad y su fuerza.

En este sentido, Terán explica que esta dinámica hace que el dolor y la rigidez de los afectados se mantiene más en el tiempo.
«El clima invita a quedarse en casa, se pasa más tiempo sentado y se reducir la actividad. En pacientes con dolor articular, especialmente en la población mayor, esto implica menos estabilidad muscular y más rigidez», incide la reumatóloga.
Por su parte, la directora médica de Sanitas Mayores, Miriam Piquerasasegura que una parte importante del tratamiento no farmacológico de la artrosis y la artritis consiste «en romper ese círculo con movimiento adaptado, ejercicio suave y medidas sencillas de protección frente al frío».
¿Qué hacer para estar mejor?
Con el fin de aliviar los síntomas y posibles problemas que el frío y la humedad pueden provocar a las personas con artrosis o artritis, Piqueras expone varios consejos:
- Abrir bien las articulaciones expuestas: La ropa térmica ligera, guantes y calcetines de lana ayudan a mantener una temperatura estable en manos, rodillas y pies. Si la articulación se mantiene caliente, se mueve con más facilidad y está menos rígida al iniciar la marcha.
- Mantener una rutina de movimiento diario dentro de casa: Dar paseos suaves dentro de casa, hacer ejercicios de movilidad articular en brazos y piernas, así como pequeños cambios de postura a lo largo del día evitan que las articulaciones se queden inmóviles demasiadas horas seguidas. La constancia resulta más eficaz que los esfuerzos puntuales, apunta Piqueras.
- Calentar antes de salir a la calle: Dedicar unos minutos de movilidad de hombros, caderas y rodillas preparando la musculatura y las articulaciones para afrontar el cambio de temperatura exterior. Disminuye la sensación de tirantez y mitiga la probabilidad de molestias al iniciar el movimiento.
- Adaptar el esfuerzo al nivel de dolor: Cuando hace un frío intenso y la humedad es elevada, es mejor reducir la duración de las salidas, así como alternar periodos de actividad con pausas breves de descanso. El objetivo consiste en seguir moviéndose sin llegar a desencadenar un dolor intenso y mantenido.
dolor manejable
«Estos ajustes cotidianos marcan una diferencia real en el bienestar de las personas con artritis y artrosis. El objetivo no siempre consiste en eliminar por completo el dolor, sino en que resulte manejable y compatible con una vida activa», subraya la reumatóloga del Hospital Universitario Sanitas Virgen del Mar.
En el caso de que el dolor sea muy intenso o limite mucho la actividad diaria, es mejor comentarlo con un especialista, aclara Terán.




