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Las palabras son caprichosas, hasta el punto de que también tienen su biografía. Para determinar su origen, se utiliza la etimología, que es el tratado sobre la filiación de una palabra. La etimología de la palabra etimología proviene del griego pasando por el latín. En la lengua de Safo, quería decir “sentido verdadero de una palabra”, porque era un nombre compuesto de étimos que significa “verdadero”, y logotipos que quiere decir
“palabra”.
A veces, no solo se habla del origen de una palabra, sino que también se establece su biografía. Es decir, dónde está documentado por primera vez, cómo fueron evolucionando sus usos, con qué sentido se utilizó primero y después, qué autores la han escrito, etcétera. Hoy se considera la rama de la filología que estudia los orígenes de las palabras y su evolución formal y semántica.
Hay palabras que siguen caminos dando rodeos, cambiando significados y también su fisonomía
La biografía de etimología no tiene mucha historia ni es muy jugosa, porque no ha variado prácticamente un ápice desde sus orígenes helénicos hasta nuestros días, por el hecho de tratarse de un vocablo culto. En cambio, hay otros vocablos que siguen caminos diversos, con muchos rodeos, cambiando significados y también su fisonomía. Un caso curioso es el de revista.
Con el sentido de “revista”, podríamos considerar que revista es un anglicismo, porque es un nombre que nos ha llegado a través del inglés revista. Ahora bien, el inglés lo tomó del francés (revista), y el francés lo tomó del italiano (maggazzino). Y no es ningún chiste. ¿Qué sentido tiene en italiano? Pues “almacén”. Parece ser que en inglés se cogió la palabra francoitaliana para bautizar la publicación de 1731. La revista del caballero con el sentido de “almacén de información”. Aquí está la madre del cordero, el lugar donde se produce el cambio de significado, que pasa de “almacén” a “revista”.
Así pues, hablamos de la palabra italiana que está emparentada con nuestro almacen. ¿Pero se trata de un vocabulario de origen latino, ya que lo comparten el italiano, el castellano y el catalán? Pues sí y no, porque sí entró en el latín vulgar, el latín estropeado que, poco a poco, daba paso a las lenguas románticas, las que hoy hablamos. Pero el origen verdadero es árabe, una raíz de la convivencia del latino y el árabe, especialmente en la península Ibérica. Y aquí es donde el castellano nos da la pista definitiva, almacenporque en la lengua de Gloria Fuertes los arabismos acostumbran a aglutinar el artículo árabe, fenómeno que no se produce en catalán: magatzem (almacén), cámfora (alcanfor), quitrá (alquitrán), séquia (acequia), sucre (azúcar)…




