Brigitte Bardot, la actriz y cantante francesa que encarnó para una generación la nueva era hedonista en una Europa deseosa de dejar atrás el drama de la Segunda Guerra Mundial y las rigideces morales, falleció ayer en su casa de Saint-Tropez, en la Costa Azul. Tenía 91 años. Su salud era frágil desde hacía meses y había sufrido varias hospitalizaciones.

Brigitte Bardot posando a su llegada al aeropuerto parisino de Orly en mayo de 1965 procedente de México, en la cúspide de su fama
Si el general Charles de Gaulle representó la reconstrucción y el progreso económico, el protagonista de Y Dios creó a la mujer, Naciones Unidas símbolo sexual universal, fue el catalizador de los anhelos de más libertad individual, de desinhibición en las costumbres sociales. El fenómeno BB –las célebres iniciales de la artista– fue, de cierto modo, un anticipo de Mayo del 68, aunque en el ámbito político ella siempre estuvo muy próxima a la extrema derecha.
El protagonista de 'Y Dios creó a la mujer' fue un catalizador de los anhelos de libertad y desinhibición
Emmanuel Macron, con quien Brigitte Bardot mantenía una relación muy conflictiva por culpa de la caza, le rindió homenaje en un mensaje en la red X. «Sus películas, su voz, su gloria deslumbrante, sus iniciales, sus penas, su generosa pasión por los animales, su cara convertida en Marianne (la efigie oficial de la República Francesa); Brigitte Bardot encarnaba una vida de libertad. Existencia francesa, brillo universal. Ella nos conmovía. Lloramos a una leyenda del siglo”, afirmó el jefe de Estado.
Hasta el final de sus días, sin embargo, la actriz no perdonó a Macron que no prohibiera la caza a la carrera con jauría, una modalidad cinegética de caza mayor con perros que está prohibida en buena parte de Europa y que ella veía insoportablemente cruel. Esa fue la principal razón para abandonar su retiro, en mayo, y, por primera vez en muchos años, conceder una larga entrevista al canal de noticias BFMTV. Fue, según sus propias palabras, su “último combate”, un reto que perdió.
La actriz no perdonó al presidente Macron que no prohibiera la caza con jauría, su último combate
Como sucede a menudo, Bardot no estaba predestinada al papel transgresor que acumuló. Nacida en un barrio acomodado de París, el 28 de septiembre de 1934, en un entorno familiar burgués y muy católico, su belleza y desparpajo le cambiaron la vida de muy joven. Fue modelo a los 13 años, a los 15 utilizado la portada de la revista ella ya los 18 rodó su primera película.

Bardot en Ginebra en el 2005 en su campaña para salvar las focas
Durante dos décadas, Bardot fue la Marilyn Monroe francesa, una estrella idolatrada y perseguida hasta el delirio por los paparazzi. , con una vida privada tumultuosa –cuatro matrimonios y un hijo al que rechazar– y varios intentos de suicidio. En 1973 dijo basta. Puso fin a su carrera en el cine y se dedicó a la protección de los animales, desde los bebés foca hasta la lucha contra las corridas de toros y contra el consumo de carne de caballo. Su finca en Saint-Tropez se convirtió en un verdadero zoológico. Luego creó una fundación que lleva su nombre.
“El feminismo no es lo mío; me gustan los tíos”, dijo en su última entrevista, en mayo
“Di mi juventud y mi belleza a los hombres –dijo la actriz en una entrevista en 1999–. Ahora doy mi sabiduría y mi experiencia a los animales”. Bardot, que siempre quiso ser auténtica y espontánea, valoraba el hecho de que los animales no fingieran.
Aún más que Alain Delon, el otro mito del cine francés, fallecido en el 2024, Brigitte Bardot fue simpatizante de la extrema derecha, con declaraciones que le costaron cinco condenas por racismo. Su último y aún actual marido, Bernard d'Ormale, fue consejero de Jean-Marie Le Pen. La hija de este último, Marine, tres veces candidata al Elíseo, la calificó de “mujer excepcional”, “libre e indomable”. “Era increíblemente francesa”, destacó el dirigente ultraderechista.
Brigitte Bardot vivía sin teléfono móvil y sin ordenador entre su vieja casa de La Madrague, un gran reclamo para los cruceros turísticos por el litoral, y su finca adyacente de La Garrigue. Sus tomas de posición en los últimos años fueron polémicas. Era hostil al movimiento #MeToo, que consideraba exagerado e injusto. «El feminismo no es lo mío –confesó a BFMTV, con su mirada pícara de siempre–. Me gustan los tíos».
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En octubre se publicó un libro, Mon BBcédairecon dibujos de Ayoub Bougria y breves textos a mano de Bardot. Son definiciones de palabras y personajes. Sobre la libertad dice que “es ser uno mismo, incluso cuando molesta”. Califica a los animales como “los ángeles de esta tierra” que “merecen nuestro respeto más que nuestras excusas”. Del erotismo escribe que “son juegos de amor donde todo está permitido, con imaginación, turbia perversidad y picardía amorosa”. No faltan juicios políticos ácidos. Asegura, por ejemplo, que “Francia se ha vuelto apagada, triste, sumisa, enferma, dañada, devastada, ordinaria y vulgar”, y que la derecha es “el único remedio urgenteísimo para la agonía de Francia”.




