A sus 61 años, Maribel Beltrán no se detiene. Cada fin de semana llega con su mejor energía al cruce de la 6ª avenida y 6ª calle de la zona 1, en pleno Centro Histórico. Allí, frente a la Plaza de la Constitución, baila, canta y comparte su arte urbano con quienes la rodean. Pero detrás del ritmo hay una historia de lucha, resiliencia y dignidad.
La abuela Titi —como la conocen los visitantes— empezó a bailar tras la pandemia de covid-19. Sin empleo y sin opciones, decidió reinventarse. Aprendió melodías, ensayó pasos y convirtió el espacio público en su escenario. Desde entonces, ofrece espectáculos espontáneos con un mensaje claro: el arte puede ser un camino para la esperanza.
“Por necesidad, porque ya una persona a esta edad ya no encuentra trabajo, entonces yo hago esta actividad aquí, aquí en el parque, en el portal de la sexta, para honrar a nuestro país, para evitar una delincuencia más”, dice convencida.
Este año, se enfrentó a un nuevo desafío: una cirugía la obligó a suspender sus actividades durante varios meses. Para costear el procedimiento, vendió su televisor y otras pertenencias. Hoy, ya recuperada, volvió a la Sexta con el mismo entusiasmo, decidida a seguir adelante.
“Les hago una invitación a las personas que, si me quieren conocer personalmente, aquí me pueden encontrar y bailarn conmigo”, expresa entre sonrisas. “Traigan a los niños; han bailado conmigo desde meses de edad hasta los 90 años”.
El esfuerzo de Maribel no solo entretiene: inspira. Sin recursos fijos y sin respaldo institucional, esta mujer ejemplar recurre al arte como forma de vida. Quienes deseen apoyarla pueden contactarla al 3814 2538.
*Manténgase actualizado con el boletín Ahora. Información clave en el momento en que sucede. Suscríbase aquí.




