Pero años de conflictos laborales -particularmente entre la francesa Dassault Aviation y la alemana Airbus- han frenado repetidamente el progreso. España también es miembro del consorcio pero su participación ha sido mucho menos problemática.
El calendario previsto permitiría al canciller Friedrich Merz y al presidente francés Emmanuel Macron participar en la cumbre UE-Balcanes Occidentales de ese día en Bruselas con una postura alineada sobre el FCAS.
Un portavoz de la Cancillería alemana declinó hacer comentarios sobre el asunto. El Ministerio de Defensa francés no respondió de inmediato a la solicitud de comentarios de POLITICO.
Si bien no se ha tomado una decisión final, los funcionarios y figuras de la industria dicen que la expectativa de trabajo es que el programa probablemente continúe en una forma reducida o reconfigurada.

Según personas familiarizadas con el asunto, una opción es que el programa continúe como un marco general para tecnologías compartidas como la nube de combate y los sensores. El elemento más controvertido, el avión de combate, podría terminar dividiéndose en estructuras nacionales separadas, lo que significaría que cada país construiría su propia versión del avión en lugar de compartir un diseño único.
Francia preferiría operar un avión de combate de 15 toneladas, que es lo suficientemente liviano como para aterrizar en portaaviones, mientras que Alemania se inclina más hacia un avión de 18 toneladas destinado a la superioridad aérea.




