Historia ancestral de la colada morada y las guaguas de pan: símbolos del Ecuador
La colada morada y las guaguas de pan son mucho más que delicias gastronómicas; representan una profunda herencia cultural y espiritual del pueblo ecuatoriano. Su origen se remonta a las antiguas culturas precolombinas, que celebraban la vida, la muerte y el ciclo de la naturaleza en la época de cosecha y siembra. Hace cientos de años, los pueblos andinos rindieron homenaje a sus antepasados durante la temporada de lluvias. Preparaban una bebida espesa elaborada con maíz morado y frutas silvestres, símbolo del viaje de la vida y del reencuentro con los seres queridos en el más allá. En ese entonces, la ceremonia incluía desenterrar a los muertos para compartir con ellos esta bebida sagrada. Con la llegada de los españoles, la tradición ancestral fue reinterpretada bajo el marco del catolicismo, convirtiéndose en una ofrenda religiosa durante el Día de los Difuntos. Así nació la costumbre de preparar la colada morada y acompañarla con las guaguas de pan, que en su origen se hacían de zapallo y representaban a los fallecidos mediante su forma fajada.
A lo largo del tiempo, estas recetas se enriquecieron con nuevos ingredientes y técnicas. Hoy, cada provincia y cada familia ecuatoriana conservan su propia versión, transmitida de generación en generación. En los mercados se encuentran todos los elementos necesarios: ataco, canela, ishpingo, clavo de olor, pimienta dulce, mortiño, mora, harina morada, babaco, piña y fresas, entre otros. La diversidad cultural del país también se refleja en la creatividad con la que se decoran las guaguas: cholas cuencanas, afroecuatorianas, rubias con trenzas doradas o cucuruchos quiteños son solo algunas de las figuras que alegran esta celebración. La colada morada y las guaguas de pan son, sin duda, una dulce muestra de la identidad ecuatoriana y del respeto ancestral hacia la vida y la memoria.
Elio Roberto Ortega Icaza
Una casa para Kiara
“El deporte no es para siempre” (Kiara Rodríguez, 2025). Por eso Kiara apura su emprendimiento de uñas, un sueño para ella, aprovechando los incentivos logrados tras las 3 medallas mundiales alcanzadas. El gobierno, como ha ocurrido con otros deportistas, debe premiar su enorme esfuerzo, y qué mejor que hacerlo con lo que todo joven aspira, una vivienda, más aún si con esa vivienda ayuda, en vida, a sus familiares. Cuánto gana Ecuador al ser visibilizado por una atleta como Kiara, mostrando que el país tiene gente disciplinada, talentosa, resiliente. El gobierno nacional tiene la palabra. Que las madrugadas y noches de esfuerzo, por años, de Kiara, orgullo ecuatoriano, sean reconocidas por la nación.
Diego Fabián Valdivieso Anda




