Tema para la reflexion
En el contexto de la controversia surgida en Quito por una instalación que ya no es capilla propiamente dicha desde 1998, son 27 años de no celebrar liturgias ni actos que se le parezcan, solo le quedó la forma de tal y ha seguido de pie junto al Museo de la Ciudad. Sucede que el alcalde de Quito al que no defendiendo ni respaldo, ha autorizado para que en ese local se exhiba una obra artística de Drag queen, inmediatamente vino la reacción de unas personas respetables al conocer este asunto, tal parece que se han incomodado porque se ha llevado a cabo en dicha “capilla” este acto a resultas ofensivo. Este hecho concitó la atención de un prelado muy importante, que como premisa invoca los derechos que gozamos los ciudadanos. Ciertamente.
Los seres humanos tenemos por hábito criticar, juzgar y condenar a priori cada situación que no nos parece adecuada según nuestro pensamiento individual o colectivo. Profeso la fe católica y sé que el único que tiene la potestad de juzgar es Dios, que es paciente y bondadoso para hacerlo. En lo terrestre y consuetudinario existen jueces de paz y jueces civiles o penales para juzgar en los casos que ameriten.
Finalmente, las personas reclamantes exigieron que el burgomaestre se disculpe públicamente para dejar saldada la situación, efectivamente lo hizo.
Este asunto sirve y mucho para reflexionar, discutir y conversar en nuestro entorno de barrios, amigos o familia, en especial con nuestros hijos y con nuestros nietos adultos jóvenes, para a través de la conversación educarnos y compartir más pistas o salidas para comprender al otro sin encerrarnos en disquisiciones íntimas. Necesitamos entender los límites y la importancia de cada situación para no ser personas dispuestas a padecer por todo lo que ocurre en nuestro entorno.
¿Molestó que esta subcultura Drag se haya presentado en ese lugar?, o tal vez como parece, ¿incomodó el ruido del tema?: “Aristócratas, crónicas de una marica incómoda”, las obras pueden llevar cualquier título, o no. Todos necesitamos en algún momento adaptarnos un poco más a los asuntos cotidianos, socioculturales y del arte.
El decir subcultura no es peyorativo, se trata en Sociología y en Antropología para definir a un grupo de personas que se distinguen dentro de la cultura dominante. El Drag es uno de ellos, generalmente presenta roles masculinos o femeninos, que usan ropas y maquillajes drag, artísticos y muy llamativos por sus colores para fines de entretenimiento. Cuando no están en su papel actoral, son personas comunes y corrientes como todos y cada uno de nosotros y, ¿por qué no han de presentarse en lugares como en el que se han opuesto si ya no es capilla? Fue capilla en tiempo pasado. Cualquier argumento para prohibir su actuación, podría debilitarse simple y llanamente.
Mercedes Regalado
