Mujer empoderada
Los ecuatorianos honestos que amamos la libertad y la justicia no podemos pasar por alto nuestro reconocimiento y la más emotiva celebración a una de las mujeres más grandes, valientes y patriotas de la historia contemporánea, que ha parido nuestra hermana y maltratada república (aunque aún no lo es) de Venezuela. Se trata, nada menos, que de una dama valiente de incalculables quilates intelectuales, cívicos y morales, cuyos reconocidos méritos, como tenaz e incansable defensora de la paz y la democracia, la han hecho acreedora al codiciado y aclamado: PREMIO NOVEL DE LA PAZ.
Para toda la gente de bien y, principalmente para las mujeres, este merecido galardón constituye un orgullo y, porque no decirlo, un incentivo que invita a seguir participando en la constante y persistente lucha por la justicia, la paz y la liberación de los pueblos.
Gracias MARÍA CORINA MACHADO por ser un vivo ejemplo de patriotismo, tenacidad y valentía a toda prueba.
Fabiola Carrera Alemán
Ecuador: Entre la tozudez y la esperanza del diálogo
El Ecuador atraviesa su tercera semana de paralización nacional y manifestaciones en rechazo al Decreto 126, que suspendió el subsidio al diésel. Las cifras duelen: un fallecido, decenas de detenidos bajo acusación de terrorismo, denuncias por cierre de carreteras y millones de dólares en pérdidas económicas. El turismo, el comercio y el trabajo yacen golpeados por la incertidumbre. Más allá de quién tiene la razón, lo cierto es que el país entero pierde.
En este contexto, conviene recordar el artículo 190 de la Constitución de la República del Ecuador, que reconoce la mediación y el arbitraje como mecanismos legítimos para resolver conflictos. Este principio no se limita al ámbito judicial; es una invitación al diálogo social, a la búsqueda de entendimientos por la vía de la razón y no de la imposición.
No conviene la tozudez de nadie. Y “nadie”, según la Real Academia Española, significa ninguna persona. La terquedad venga del poder o de las calles, solo profundiza la herida de un país cansado de promesas incumplidas. La Iglesia y otras instituciones han abierto la puerta del diálogo, recordándonos que siempre hay espacio para conversar. Hay que dialogar, hay que discutir, porque discutir es filosofar… y filosofar es buscar la verdad.
Esa verdad no es propiedad de un sector ni de un gobierno: es el camino que el Ecuador necesita para avanzar y no quedarse en el letargo de la confrontación. Desde esta tribuna del pensamiento y la justicia, invoco como ciudadano ecuatoriano a que las partes en conflicto fijen una agenda de diálogo con mesas temáticas reales, con puntos concretos y compromisos ejecutables.
Que los acuerdos no sean solo letras líricas ni discursos vacíos de demagogia. Basta de pan y circo para el pueblo. Es hora de construir un nuevo Ecuador, donde las diferencias se tramiten con respeto y los consensos se convertirán en obras. Solo así podremos reconciliarnos con el país que todos merecemos.
Elio Roberto Ortega Icaza




