Las señales que excluyen: el diseño que aún no todos pueden leer
La señalética —ese lenguaje visual que orienta, advierte o informa— cumple una función esencial en la vida urbana. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando no todos pueden comprenderla? Diversos estudios internacionales demuestran que las personas mayores, las minorías lingüísticas y quienes poseen bajo nivel de alfabetización suelen interpretar de manera errónea los símbolos o instrucciones que para la mayoría resultan evidentes.
En hospitales, terminales, carreteras o edificios públicos, una señal mal diseñada puede aumentar la desorientación y la ansiedad de quienes ya se sienten vulnerables. Por eso, el diseño gráfico no es solo una cuestión estética, sino una herramienta de inclusión y de calidad de vida. Diseñar señalética efectiva es un acto de responsabilidad social.
El profesional de la comunicación visual tiene el compromiso de crear sistemas que comuniquen de forma clara, universal y empática. Esto implica considerar variables como el color, la tipografía, la iconografía y la simplicidad del mensaje, pero también reconocer las diferencias culturales, cognitivas y lingüísticas de quienes habitan los espacios.
Cada flecha, pictograma o palabra puede ser una puerta hacia la autonomía o una barrera invisible. Apostar por un diseño más accesible no solo mejora la experiencia urbana: también refuerza el principio de equidad. Las señales deben guiar a todos, no solo a quienes saben leerlas.
paula pettinelli




