El efecto placebo, uno de los fenómenos neuronales de alivio del dolor más conocidos, ha permanecido poco comprendido durante siglos. En un avance importante, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill engañaron a un grupo de ratones para que esperaran algún alivio cuando no lo hubo y, al hacerlo, identificaron un circuito cerebral específico que parece desempeñar un papel crucial en este proceso.
El efecto placebo, en el que un paciente muestra una mejoría en su condición a pesar de que se le administra una sustancia sin propiedades medicinales reales, está bien documentado desde la siglo 18Si bien experimentos anteriores establecieron que la actividad en ciertas partes del cerebro se correlacionaba con el efecto placebo, el mecanismo exacto de cómo funciona sigue siendo un misterio. Por supuesto, cuando un paciente responde a un placebo destinado a aliviar su dolor, las imágenes cerebrales muestran actividad en la corteza cingulada anterior (una región asociada con el procesamiento del dolor), pero esta explicación sigue siendo algo vaga. Los científicos de la UNCCH creen que han logrado acotar cómo funciona todo esto.
En su estudiarpublicado esta semana en la revista NaturalezaLos científicos entrenaron a los ratones colocándolos en dos cámaras conectadas durante una semana. Durante los primeros días, los suelos de ambas cámaras estaban agradablemente cálidos. Luego, el suelo de una de las cámaras se calentó dolorosamente, pero los ratones pudieron buscar refugio del dolor corriendo. a la segunda cámara. Finalmente, el último día, los pisos de ambas cámaras se calentaron dolorosamente. Los ratones, que habían sido condicionados a esperar alivio al llegar a la segunda cámara, experimentaron cierto alivio del dolor en virtud del efecto placebo. Al llegar a la segunda cámara, y a pesar de que estaba tan caliente como la primera, mostraron menos comportamientos asociados con estar herido, como saltar y lamerse las patas.
Es importante destacar que a los ratones se les inyectó un virus modificado que permitió a los investigadores monitorear neuronas específicas en una región del cerebro conocida como corteza cingulada anterior rostral yLas conexiones con otras tres áreas. Una de esas áreas, el núcleo pontino, es crucial para el aprendizaje de habilidades motoras y no se había descubierto anteriormente que tuviera un papel en el procesamiento del dolor. Pero cuando los ratones corrieron hacia la cámara dos, las neuronas que conectaban estas dos áreas se activaron.
Cuando los investigadores activaron artificialmente esta vía neuronal en un nuevo grupo de ratones que fueron expuestos a pruebas de sensibilidad, los ratones nuevamente mostraron menos conductas de dolor, lo que sugiere que este circuito neuronal juega un papel clave en el alivio del dolor inducido por placebo.
En el estudio, los autores reconocen que el dolor es algo complejo y que el efecto placebo en los seres humanos puede ser más complejo que el observado en ratones. Pero expresaron su esperanza de que su trabajo pueda conducir al desarrollo de nuevos medicamentos y terapias conductuales para aliviar el dolor.




