El azul verdoso profundo y oscuro que adorna el lookbook previo al otoño de Erdem Moralioglu es una metáfora. Los tonos índigo y los estampados de flores azules que recorren su colección aluden a Maud Wagner, la primera tatuadora conocida de Estados Unidos. Nacida en Kansas en 1877, Wagner ganó popularidad como trapecista de circo y maravilla de espectáculos secundarios, e Internet atestigua que su estatus de culto persiste con la misma fuerza en la actualidad. “Pensé que había algo muy interesante en este tipo de mujer transgresora que decoraba su cuerpo con esta maravillosa simetría”, dijo el diseñador, flotando sobre un tablero de inspiración repleto de fotografías de Wagner y otras mujeres capturadas en el alto estilo Belle Epoque de principios de siglo.
Las texturas románticas del trabajo de Moralioglu a menudo aparecen a través de técnicas que parecen antiguas. El vestido patinado de satén pálido y lavado, repleto de claveles y ramos de margaritas inspirados en tatuajes, recuerda visualmente a algo sacado de una caja de disfraces. Esa despreocupación arrugada, combinada con un cierto aire de grandeza, es parte integral de su atractivo. La forma Erdem de expresar la feminidad sin ser frou-frou está presente en cada una de sus prendas, desde blusas y vestidos con bordado inglés hasta mezclilla desgastada con cianotipo, tejidos bordados y un repertorio de abrigos que hacen declaraciones (uno de ellos cubierto de iris como un jarrón esmaltado de estilo Art Nouveau), hasta el misterioso glamour total de los vestidos de noche adornados con encaje eduardiano desmoronado o espirales de tafetán y azabache.
Esta colección marca el primer paso de Moralioglu hacia su vigésimo aniversario como marca independiente británica. “Estaba pensando en el aniversario y en esta idea de la memoria, y en que uno se hace un tatuaje para marcar ciertos momentos de la vida”, reflexionó, apresurándose a aclarar que él nunca se ha tatuado. En cambio, la colección representa recuerdos de muchos momentos grabados en su mente de espectáculos pasados, como “pequeños símbolos”.
Habría que ser un Erdemólogo para identificar qué detalle vino de dónde, pero no se preocupe: este diseñador siempre insinúa tanto lo que vendrá después como nos lleva por senderos hacia la historia. Como conocido creador de trilogías, esta silueta estrecha y sinuosa de la Belle Epoque, Art Nouveau, parece el comienzo de un nuevo tema. A la vuelta de la esquina, en febrero, en la Semana de la Moda de Londres, veremos esa marcha en el Museo Británico, la casa piloto de Erdem, donde ahora es administrador.
