
La reunión empezó mal. JD Vance entró en la oficina de Donald Trump en Mar-a-Lago en una cálida tarde de invierno de febrero de 2021. El expresidente tenía una gran pila de papeles en su escritorio: copias impresas de los abundantes ataques de Vance contra Trump. Las críticas anteriores de Vance incluían un ensayo en una de las revistas menos favoritas de Trump, The Atlantic, donde Vance describía a Trump como una heroína cultural, un proveedor de falsas promesas a la clase trabajadora blanca. Trump, usando un improperio, dijo contundentemente:




