
La animación japonesa, o anime, tiene un legado que se remonta a principios del siglo XX, y un alcance creativo que abarca historias y estilos aparentemente interminables, desde sagas piratas hasta guerra de ciencia ficción; brujería a la acción deportiva; Mitología de las artes marciales al romance cruzado por las estrellas. La música solía sonar, es igualmente aventurera. Las canciones varían significativamente en sus géneros y tempos (a menudo cambiando de forma dentro de una sola pista), pero también comparten cualidades comunes: elevan la acción visual y seleccionan profundamente nuestro vínculo con ella. En la era digital, los temas vívidamente evocadores, insistentemente deslizantes son clave para el impacto viral de las icónicas series animadas japonesas/películas/adaptaciones cómicas de manga: una pieza, Demon Slayer, Jujutsu Kaisen, Dragon Ball Z, Cowboy Bebop, Attack on Titan y Naruto, por nombrar unos pocos. Los «anisongs», como se les conoce, ahora son una gran fuerza musical, particularmente entre las personas más jóvenes.




