
Los medios de comunicación de diversa laya difundieron la decisión de la Real Academia de la Lengua (RAE), quien Precisó que la forma correcta de representar la risa por escrito en español es “ja, ja, ja”, con comas entre cada repetición y se debe utilizar siempre la letra “j”.
Esta aclaración era necesaria porque en la era digital que vivimos, la comunicación escrita ha transformado, en virtud del dominio de los pulgares, los mensajes de texto mediante abreviaturas, que plantean interrogantes. En el presente caso, expresar emociones no es tarea fácil, aun cuando los llamados “emoticones” -dibujos simples y otros animados-, creados por diseñadores, acercaron los sentimientos a la gente. ¡Basta un clic y ya!
Reírse por escrito parece una anomalía lingüística, pero, en la práctica, no lo es. Significa comunicar con signos un estado del espíritu. “La risa es un remedio infalible”, decía la revista Selecciones. Si bien no se ha elaborado todavía la enciclopedia de la risa, en la literatura hay hermosos textos de amor, humor y felicidad, aunque en algunos prevalecen los de miedo y terror, ya veces el morbo.
Recuerdo al ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, su amigo de aventuras, Sancho Panza, y su esposa imaginaria, Dulcinea del Toboso. La risa forma parte del mundo cervantino, porque allí reposa el humor sano y espontáneo, rictus de amor o desamor. Porque la risa es aventura, creatividad, búsqueda y encuentro. ¡Y a veces, locura cuerda!
Con razón los teóricos hablan de la ciencia de la risa. La risa es humana por naturaleza; denota sorpresa, liberación, incongruencia y alivio. La función social y psicológica de la risa es evidente. Los psicólogos hablan de la risa como un acto de liberación de los sentimientos reprimidos, porque reduce las tensiones y conflictos, y suaviza las relaciones humanas.
La RAE -que es una entidad demasiado seria para mi gusto, en sus recomendaciones lingüísticas- ha dado un paso lúdico: propone escribir con alegría, en lugar del extendido “jajaja” o “jjj”, hacerlo bien; es decir: “ja, ja, ja”.
Para ello, la RAE fijó convencionalmente el uso de la interjección “ja”, escrita con jota, y no «Ja», forma típica en lenguas como el inglés o el francés, donde la letra “h” sí tiene valor fonético. En español, salvo en préstamos, la “h” no representa sonido alguno. ¡La hache es muda!
Por último, no exageraremos. Los venerables de la RAE sugieren para la risa normal -¿normal?- usar tres repeticiones por escrito (“ja, ja, ja”), porque utilizarlas una o dos veces puede transmitir ironía, burla e incredulidad: “Ja, ja” o “ja”.
Y si quiere ser original, hay alternativas: del clásico “ja” puede pasar, sin reservas, a sus variantes: “je”, “ji”, “jo” y “ju”, que pueden expresar matices emocionales como la risa irónica, malvada o sarcástica.
Pues bien: en estos tiempos de crisis démonos un espacio para reír, aunque sea de nosotros mismos, mediante signos gráficos que sugieran positivismo.




