'Cuando estás soltero y en la ciudad, tus amigos son tu familia': por qué perdura el mensaje clave de Friends

El popular programa Friends, emitido por primera vez hace 30 años esta semana, se convirtió en mucho más que una comedia de situación: trajo una nueva forma de vida al público en general.

Apenas tres minutos después del episodio piloto de Friends (el de Monica consigue un compañero de cuarto), el público conoce a Rachel Green, interpretada por Jennifer Aniston, cuando irrumpe por las puertas del ahora universalmente reconocido Central Perk con su vestido de novia, después de haber salido corriendo del altar y haber dejado atrás a su prometido ortodoncista Barry.

Ella ha huido de su posible entorno doméstico (casada a los 24 años con un hombre al que no amaba) para buscar una vida alternativa en la gran ciudad. Más adelante en el episodio, se sienta en la mesa de la cocina de su amiga de la secundaria, Monica Geller, mientras los demás la alientan a cortar las tarjetas de crédito pagadas por su padre. Es una ruptura simbólica de los lazos con su familia mientras comienza una nueva vida en la ciudad con Monica, Phoebe, Chandler, Joey y Ross. «Bienvenida al mundo real», dice Monica. «Es una mierda. Te va a encantar».

En ese episodio de apertura, que se estrenó hace 30 años este mes, Friends le dejó saber a su audiencia exactamente de qué se trataría el programa. El matrimonio fue abandonado (o, en el caso de Ross, terminó poco después de haber comenzado). Los padres estaban fuera de escena. Las personas en las que estos personajes confiarían cada semana eran ellos mismos. Eran seis veinteañeros ligeramente despistados que se abrían paso a duras penas entre relaciones, trabajos y la vida. No estaban seguros de hacia dónde se dirigían, pero tampoco estaban demasiado preocupados por eso.

Un año antes, en 1993, Marta Kauffman y David Crane habían presentado su programa sobre un grupo de amigos a la NBC, una cadena que buscaba algo que captara la atención de una audiencia joven y urbana. En su nuevo libro Still Friends, que ofrece una historia forense del programa, Saul Austerlitz escribe que la NBC quería encontrar un programa que imitara el éxito de Seinfeld – también sobre un grupo de amigos que viven y trabajan en Nueva York. A principios de los 90, con comedias como Roseanne, Full House, El príncipe de Bel Air y Mad About You todavía centradas en la familia y la vida matrimonial, la trama de Seinfeld todavía era una rareza, aunque ese verano se estrenó en Fox Living Single, sobre un grupo de amigos negros que comparten una casa de piedra rojiza en Brooklyn. Claramente había una audiencia para la televisión que reflejaba una realidad de la vida de los jóvenes: que pasaban más tiempo con amigos que con la familia.

Para eso están los amigos.

Kauffman y Crane se habían mudado a Los Ángeles hacía poco, dejando atrás su propio grupo de amigos muy unidos en la ciudad de Nueva York. Esto, combinado con el hecho de que Kaufmann pasara en coche por una cafetería de Los Ángeles llena de muebles desparejados, sofás destartalados y grupos de jóvenes pasando el rato, había dado pie a la idea. Su discurso decía: «Se trata de amistad porque cuando estás soltero y en la ciudad, tus amigos son tu familia».

Al principio de Friends queda claro por qué los seis personajes se necesitan entre sí. En el segundo episodio, Phoebe habla del suicidio de su madre y Rachel descubre que sus padres se están divorciando. Los padres Geller vienen de visita, adulando a Ross pero menospreciando constantemente a Monica («Leí sobre estas mujeres que intentan tenerlo todo y le agradezco a Dios que nuestra pequeña Harmonica no parezca tener ese problema», dice su padre). Más adelante en la serie, Joey descubre que su padre engaña a su madre y Chandler revela que sus padres anunciaron su divorcio durante la cena de Acción de Gracias cuando él tenía nueve años.

En el primer episodio de Acción de Gracias, cuando los seis ven frustrados sus planes individuales y terminan comiendo queso a la parrilla juntos en el apartamento de Monica, queda claro que las familias son desordenadas y poco fiables; es en los amigos en quienes se puede confiar. «Esta no era la primera opción de nadie», dice Joey. Y, sin embargo, a partir de ahora, siempre pasarán las vacaciones juntos.

Muchos elementos de Friends eran fantásticos (adultos subempleados que vivían en enormes apartamentos en Greenwich Village, por ejemplo), pero la idea de construir una familia alternativa a partir de amigos fue una de las que tuvo eco. Después de que las tasas de divorcio alcanzaran su punto máximo en la década anterior, muchos de los que entraron en la edad adulta en los años 90 provenían de hogares rotos y ellos mismos estaban postergando el matrimonio, ya que la edad promedio para casarse aumentaba cada año.

«En Friends se desarrollan relaciones paternales complicadas que enmarcan el paso de la infancia a la adultez, y ese es sin duda uno de sus atractivos», afirma Neil Ewen, profesor titular de la Escuela de Medios y Cine de la Universidad de Winchester. «Te vas haciendo mayor y te vas convirtiendo en un adulto, tienes problemas con tus padres y buscas el apoyo de tus amigos. Es un tema universal».

Los veinteañeros vivían una adolescencia prolongada: eran demasiado mayores para vivir con sus propias familias, demasiado jóvenes para tener una propia. Los amigos eran quienes llenaban ese vacío, en la vida real y en la pantalla. A través de malas relaciones, ligues, cambios de carrera dudosos, bodas, divorcios, bebés y peleas entre padres, los seis personajes de Friends estaban ahí el uno para el otro, incluso cuando algunas parejas pasaban de platónicas a románticas, y viceversa (pero ¿estaban en un descanso?).

La idea de los amigos como la nueva familia no fue la única forma en que el programa desafió las normas domésticas. A lo largo de 10 temporadas, sus historias cubrieron el matrimonio entre personas del mismo sexo, la infertilidad, la adopción, la maternidad subrogada y la paternidad monoparental. No siempre lo hizo bien, y se ha escrito mucho sobre su tratamiento de ciertos temas, en particular el padre transgénero de Chandler. Kauffman ha dicho que los chistes transfóbicos del programa y la representación de Helena, interpretada por Kathleen Turner, son El aspecto que más le gustaría volver atrás y cambiar.

Friends logró ser progresista y regresiva al mismo tiempo. El programa, como es bien sabido, carecía de diversidad, pero mostraba varias relaciones interraciales con total naturalidad. Con demasiada frecuencia se utilizaba la homosexualidad para provocar risas, pero en su segunda temporada fue una de las primeras comedias de situación de Estados Unidos en mostrar una boda entre personas del mismo sexo, y contó con la presencia de la activista por los derechos de los homosexuales Candace Gingrich como oficial.

Abordó los temas de forma torpe, pero los abordó. «Lo interesante de Friends es que recorre todos estos caminos diferentes, abordando estos temas culturales, pero lo hace bajo la apariencia de una comedia suave», dice Ewen. «Representa y da voz a esos temas para un público amplio».

Nunca fue radical, pero no habría sido uno de los programas más populares de la televisión si lo hubiera sido, dice Ewen. Austerlitz sostiene que fue precisamente porque Friends nunca se alejó demasiado del término medio que estas representaciones fueron tan importantes. «Al adoptar lo agresivamente normal en su narrativa, pudo expandir el espectro de la normalidad hasta que también pudo incluir una boda lésbica», escribe.

Sin embargo, por mucho que Friends haya desafiado los límites de lo que podía ser una familia, los valores tradicionales acabaron triunfando. En el final de 2004, Rachel sacrifica su carrera para volver a Ross y criar a su hija juntos. Monica y Chandler tienen los bebés que tanto anhelaban y se mudan a los suburbios. Phoebe se ha casado con Mike. Sólo Joey sigue soltero, algo conveniente para la serie de comedia derivada, Joey, que vendría después.

Para los espectadores más jóvenes, puede resultar difícil imaginar un mundo en el que los amigos pasan el rato juntos todos los días físicamente… o mejor dicho, en la vida real. «Creo que Friends habla de esa sensación de ansiedad, de desconexión», dice Ewen. «Ofrece una fantasía de esa parte de tu vida, la idea de que puedes sentarte con tus amigos durante horas y no preocuparte por nada».

En el Festival de Televisión de Tribeca de 2019, Marta Kauffman explicó que ese tiempo era finito: «Este es un programa sobre un momento de tu vida en el que tus amigos son tu familia», dijo. «Y cuando tienes una familia, eso cambia».

La idea de pasar horas con tus amigos sin que nadie se distraiga con su teléfono se ha vuelto una aspiración: un pensamiento un poco deprimente, pero que revela hasta qué punto Friends abordó una verdad perdurable. Para la mayoría de nosotros, al menos durante un tiempo en nuestras vidas, no había nada que preferiríamos estar haciendo.

Esta es una versión actualizada de un artículo que se publicó originalmente en 2019.

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