Carlos Daniel Serrano, a los 27 años, ya le ha demostrado al mundo que puede con cualquier obstáculo. Acaba de participar en el Mundial de Paranatación en Singapur, de donde volvió con una gran cosecha de metales: una medalla dorada y dos de plata.
Ya son 23 oros mundiales y 102 títulos oficiales, en una carrera que incluye, además, una gran cosecha en los Juegos Paralímpicos, con diez metales: dos oros, cuatro platas y cuatro bronces. Nada mal para alguien que, hace muchos años, les tenía miedo a las piscinas.
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Sin embargo, esta participación mundialista, con la que celebró diez años de su debut internacional, tuvo un significado muy especial: tuvo que superar un largo proceso de recuperación tras un percance que estuvo a punto de costarle no solamente su ida a Singapur, sino su carrera como nadador.
El accidente que casi le cuesta la carrera a Carlos Daniel Serrano
El accidente ocurrió mientras descansaba junto a su familia, en el Cabo de la Vela. «Me fracturé la pierna en enero, estaba de vacaciones en La Guajira. Me puse a hacer deportes extremos y no me cuidé», explicó Serrano en charla con EL TIEMPO, y luego dio detalles del accidente.
“Estaba surfeando en las dunas de arena en la Alta Guajira. No revisamos el terreno antes de tirarme. Me tiré de primero con todo el equipo y había un corte de arena, habían sacado arena y había un hueco gigante. No me fijé antes de tirarme y cuando me lancé, ya venía impulsado, la tabla se fue para un lado, yo me fui para el otro y caí parado, me enterré en la arena. Ahí me partí la pierna”, dijo.
Las dificultades comenzaron desde el mismo momento del accidente. A Carlos lo tuvieron que sacar cargado en una de las tablas y luego tuvieron que hacer un viaje de seis horas en un automóvil particular hasta el hospital más cercano que tenían, que era el de Riohacha. Fue un viaje a puro dolor, porque no había manera de suministrarle ningún medicamento.
La condición de Serrano acabó de complicar las cosas: cabe recordar que sufre de hipocondroplasia, un trastorno genético que afecta el crecimiento óseo y que es causa de enanismo. En Riohacha no tenían el material para atenderlo, así que el proceso se demoró.
Carlos Daniel Serrano, en su recuperación tras el accidente. Foto:archivo particular
El diagnóstico era poco talentoso porque, por tiempos, el mundial parecía un imposible. «Tuve una fractura de fémur con desplazamiento, incluso el hueso casi se sale de la piel. Me dijeron que eran nueve meses de recuperación, que había que tener quietud, que sí podía volver a hacer deporte, pero después como de un año», contó.
La milagrosa recuperación de Carlos Daniel Serrano
Los tiempos se apremiaban y la recuperación era complicada porque, de entrada, tenía que quedarse quieto. “Comencé a hacer cuentas, este es un campeonato muy importante, no me quería quedar. Los primeros meses, que tuve quietud, me dio muy duro, pero luego mi entrenador de siempre, Luis Carlos Calderón, que estuvo a mi lado junto con mi familia, apoyándome y dándome la fuerza necesaria, fueron los que me dieron el impulso: 'Vamos a intentarlo, parce, cueste lo que cueste'”, recordado.
Calderón ha sido un hombre clave en la carrera de Serrano. Fue él quien lo impulsó a la natación competitiva, pues llegó a las piscinas a instancias de su mamá, Sandra Milena Zárate, quien, inicialmente, le pagó diez clases particulares. Ahora, el entrenador tenía una tarea durísima: volverlo a poner en capacidad de competir y de triunfar. Una frase suya, hace muchos años, marcó la carrera de Serrano: “En los entrenamientos se ganan las medallas y en las competencias se recogen”.
Carlos Daniel Serrano Foto:Comité Paralímpico Colombiano
El proceso fue largo. Después de dos meses en cama, tuvo que empezar un plan de trabajo para ir poniendo otra vez los músculos en forma. “Fueron dos meses de quietud, dos meses de trabajo de solo brazos, fueron cinco meses así, y ya los últimos tres meses empezamos a trabajar con patas”, contó.
La dificultad que generó el proceso de sanar la fractura llevó a Serrano ya su entrenador a tomar una decisión radical para no perder del todo el ritmo. «Al comienzo hubo alguna dificultad, algunos dolores, algunas molestias. Los primeros meses solo nadábamos brazadas. Nos amarrábamos las piernas, las dejábamos quietas, tratábamos de no moverlas mientras iba pegando el hueso, solo técnica de brazos. Luego, cuando el ortopedista me revisó y ya comenzamos a mover las piernas otra vez, empezamos a complementar ya dar lo mejor de nosotros”, indicó.
El proceso de ir recuperando el movimiento y retomar el nivel competitivo revivió algunos temores en Carlos: pensaba que podía lesionarse de nuevo.
Carlos Daniel Serrano Foto:Comité Paralímpico Colombiano
«Se siente muy diferente. Las sensaciones fueron raras, distintas. Uno queda con trauma, con miedo de que uno se vuelva a fracturar, pero en mi cabeza estaba poder hacer tiempos, marcas, poder clasificar, y eso era lo que yo pensaba», contó. “Si sentía un dolor, una molestia, yo mismo me aguantaba, hacía lo posible para dar lo mejor de mí”.
Aún faltaba un tema clave para poder regresar al Mundial. Como no había tenido competencia oficial, pues no tenía marcas. «Unos meses antes le propusimos al Comité Paralímpico que me chequearan, que si lograba los tiempos para poder pelear como medallista, que me metieran, que no me fueran a dejar por fuera. Un mes antes del Mundial cumplimos con los objetivos que nos planteamos y así clasificamos”, expresó.
Carlos Daniel Serrano Foto:archivo particular
El viaje a Singapur y esta nueva competencia fueron una experiencia distinta para Serrano, luego de los meses tan difíciles que había superado. «La verdad, estaba muy contento, me sentí como en mi primer campeonato mundial, agradecido con Dios. Uno con tantas competencias cree que todo es normal, común, pero el accidente me hizo recapacitar, aprovechar las cosas, ser mucho más agradecido. El hecho de estar compitiendo es muy importante para mí, lo disfruto, me gozo cada una de las competencias”, dijo.
Fueron tres medallas en el mundial. Volver a lo más alto del podio, en la misma prueba en que ganaron sus dos oros paralímpicos, uno en Río 2016 y otro en Tokio 2020, lo marcó. «Fue la prueba de los 100 metros de pecho, en la cual me sentí muy bien, muy fuerte, técnicamente fue muy bonito. Me sentí muy contento por eso».
Los tres metales que lograron en Singapur tienen un mérito adicional: todavía no está al 100 por ciento de sus capacidades luego del accidente y ese es un proceso que sigue adelante. “Después del Mundial tenemos que terminar la recuperación total de la pierna, volver a recuperar la fuerza que teníamos, la consolidación del hueso, y volver a estar como estábamos antes del accidente”, explicó.
José Orlando Ascencio
Subeditor de Deportes
@josasc




