En los debates económicos suele escucharse una crítica al consumoanuncio asociadoespilfarro o falta de previsión. Sin embargo, el gasto responsable es uno de los pilares fundamentales del crecimiento de un país.
Una economía sin consumo es una economía sin movimiento: si las familias no compran, las empresas no venden. Si las empresas no venden, no producen y si no producen, no contratan ni salarios paganos. Es un círculo virtuoso —o vicioso, si se rompe— que sostiene cualquier actividad económica.
En el contexto ecuatoriano, donde el consumo de los hogares representa más del 60% del PIB, su importancia es indiscutible. Cuando el gasto se contrae, la economía se enfría; cuando se estimula, el crecimiento se reactiva.
Esto no implica promover el endeudamiento excesivo o el consumo impulsivo, sino fomentar un gasto planificado, acorde al presupuesto familiar y las necesidades reales. La educación financiera es clave para lograr ese equilibrio.. Es decir, consumir sin poner en riesgo la estabilidad económica del hogar.
Las grandes economías del mundo han comprendido este principio. Estados Unidos, por ejemplo, ha sustentado buena parte de su crecimiento en el dinamismo del consumo internoque impulsa a las industrias y mantiene la innovación.
China, tras décadas centrada en la producción y exportación, ha comenzado a transitar hacia un modelo donde el consumo doméstico cobra cada vez más protagonismo. Japón, Corea del Sur y la Unión Europea también reconocen que sin demanda interna no hay desarrollo sostenible.
En Ecuador, nos acercamos a una temporada clave: Black Friday, Navidad y Año Nuevo. Muchas familias recibirán su décimo tercer sueldo anticipado, y con ello la oportunidad de consumir con inteligencia.
Más allá de las ofertas y la emoción de comprar, eEste dinero puede servir para dinamizar la economía local. —adquiriendo productos necesarios, apoyando al comercio o pagando deudas—, al tiempo que se cuida la salud financiera del hogar.
Consumir no es pecado, pero hacerlo sin conciencia, sí. La clave está en entender que cada compra responsable impulsa un engranaje mayor, que es crecimiento, empleo y prosperidad.




