Siempre he sido de los que fruncen el ceño cuando los ejecutivos de traje y corbata deciden metro mano en los guiones. Normalmente, cuando la cadena interviene, suele ser para estirar tramas. que no dan más de sí o para meter con calzador cosas que «venden». Pero hay que reconocer que, con Pluribus, ha pasado justo lo contrario. También es cierto que Tim Cook y compañía no llevan traje. Bromas aparte, sí es cierto que la idea que tenían los creadores de Pluribus era un final mucho más calmado. Y fue precisamente una nota de los despachos la que nos ha regalado su final más potente.
Eso sí, si todavía tienes pendiente el último capítulo, mi consejo es que no sigas leyendo. Lo que vamos a comentar destripa el final de la temporada y créeme que es mejor verlo sin saber nada.
Un final con el dedo en el botón
El cierre con el que nos han dejado finalmente Pluribus define el conflicto de la serie. Un helicóptero aterriza en medio del vecindario. y Carol se baja dejando un enorme contenedor en el jardín. Zosia se marcha y cuando Manousos se acerca a preguntar qué demonios es eso, Carol suelta: es una bomba atómica.
Lo interesante aquí va más allá de la posible futura explosión, sino de lo que tiene significado para Carol llegar a este punto. Porque mientras Manousos siempre ha sido la resistencia más dura, ella se había dejado seducir por este mundollegando incluso a disfrutar de esa felicidad artificial junto a Zosia.
Pero al descubrir que «Los Otros» Planean convertirla a la fuerza en menos de un mes. usando sus propios óvulos… decide pasar a la acción. Ahora tienen en su jardín la capacidad de borrar medio mapa.
El plan original: Carol como agente doble
Lo curioso de todo esto es que nada de ese lío nuclear estaba en el plan inicial. Gordon Smith y Alison Tatlock, los responsables del guion, habían diseñado una estrategia muy diferente para la temporada 2. En su versión original, Carol descubriría la traición de los óvulos, pero no reventaba la relación con Zosia tal y como confiesan en una entrevista a El timbre.
El plan era que Carol se tragara la rabia y finge que no sabía nada.. La idea era convertirla en una especie de agente doble: se mantendría muy cerca de Zosia para extraer información desde dentro del colectivo y pasársela a Manousos, todo ello sabiendo que tenía una cuenta atrás sobre su cabeza antes de ser asimilada. El final de temporada se sellaba simplemente con un presionado de manos con Manousosconfirmando esta alianza secreta y peligrosa, pero sin armas de destrucción masiva de por medio.


Apple TV quería más ruido
Fue ahí cuando Sony y AppleTV levantaron la mano. Le dijeron a Vince Gilligan (el director) que el final necesitaba algo más de empaque. Y el equipo, lejos de enfadarse, se acordó de aquel detalle de guion de capítulos atrás: cuando Carol preguntó de broma si el colectivo le daría una bomba atómica si la pedía por favor. Tirarón de la vieja regla de Chéjov: si tu protagonista pide una bomba en el primer acto, tienes que dársela en el tercero.

Carol ya preguntó en los primeros capítulos si podía pedir una bomba atómica
Y ojo, que cumplir con el capricho no salió barato. Tuvieron que construir el vecindario entero desde cero porque necesitaban aterrizar un helicóptero de verdad en el set, algo imposible de hacer en una localización con vecinos de verdad como se estaba grabando hasta entonces. Aquí es donde se nota el poderío de Apple.


Ese presupuesto sirve para cuidar los detalles al milímetro y hay una anécdota que lo resume: en una toma, al actor que hace de Manousos se le cayó un rotulador en el coche y resulta que rodó esa escena de una forma magistral. A A Vince Gilligan le gustó tanto ese «accidente» que se tiró al suelo con un bote de aire comprimido para soplar al rotulador hasta que consiguió replicar el movimiento exacto toma tras toma.
Además, para rodar el viaje de Manousos desde Paraguay, la producción se trasladó a las Islas Canarias. Como mover el coche original (un MG clásico) desde Nuevo México era inviable por el tiempo, la solución fue tirar de chequera: compraron dos MG idénticos en Europa y los modificaron pieza a pieza para que fueran clones exactos.

El director Vince Gilligan volando en helicóptero
La parte mala: toca esperar
El problema de cambiar un presionado de manos por una cabeza nuclear es que ahora hay que ver cómo sales de ahí. Alison Tatlock (responsable de guion) reconoce que fue emocionante plantar esa bandera, pero que ahora les toca averiguar qué hacen con ella. Y Vince Gilligan ya ha avisado que la cosa va para largo. Entre que siguen escribiendo y que el rodaje es una locura logística entre varios países, tiene pinta de que no veremos la segunda temporada hasta finales de 2027. Nos va a tocar tener paciencia.
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