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En el fútbol colombiano hay un talento inagotable para gambetear lo importante. En la cancha, los jugadores; en los escritorios, los dirigentes. La Federacion Colombiana de Futbolcon su apéndice profesional, la Dimayorque no es más que la junta de dueños de los equipos profesionales, le metieron un regate olímpico a Acolfutprola asociación de futbolistas que, desde hace años, pide algo tan elemental como un acuerdo laboral colectivo.
El jueves pasado, citados al Ministerio de Trabajo para firmar el acuerdo, los secretarios generales de la Federación y de la Dimayor se negaron a hacerlo. No estuve ni Ramón Jesurunel presidente de la Federación; ni Carlos Mario Zuluaga, el primer vicepresidente por ser la cabeza de la Dimayor. ¡Ni fueron!
Los dueños del fútbol no firmaron
Asamblea de la Dimayor sobre el fútbol colombiano. Crédito: Dimayor Fotógrafo: Foto:Dimayor
Los dueños no firmaron porque prefieren quemar tiempo, esperar el cambio de gobierno a ver si, con un nuevo viento político en las elecciones presidenciales del próximo año, vuelven a ser arropados por el silencio cómodo que siempre los ha beneficiado. El fútbol no soporta que se cuestione su monopolio de ninguna manera. Por eso se disfrazaron de “defensa institucional” su condición de fútbol feudal.
Vélez y Jesurún Foto:Archivo Particular/EFE
Dicen los directivos que no pueden aceptar lo que llaman “un cogobierno inadmisible”, como me lo han dicho varios. Lo dicen con voz de tragedia y asombro. Temen tener que discutir con los jugadores la programación de los partidos, los descansos, los derechos de imagen, las concentraciones. Les parece una intromisión intolerable, un sacrilegio contra su 'imperio'. Y, obvio, tampoco quieren soltar ni un peso.
En la mira del SIC
Acolfutpro denuncia que la FCF y la Dimayor se negaron a firmar el documento con los acuerdos. Foto:archivo particular
Pero, mientras tanto, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) ya sancionó recientemente a la Dimayor con más de 8.000 millones de pesos por acuerdos internos que restringían la libertad laboral de los jugadores. El famoso “pacto de caballeros” en defensa de su “solidaridad gremial”. Y se acerca el final de otra investigación de la SIC por cartelización laboral de los equipos en la Liga femenina.
Ya saben que la SIC, que antes destapó la reventa oficial de boletas por la Federación en la eliminatoria de Rusia-2018, es más temida entre los señores del fútbol que el agua bendita para el demonio. Es insólito que en todo el mundo, comenzando en los países más ricos del fútbol, haya negociaciones colectivas, pero que en Colombia son “imposibles”. Si en el primer mundo del fútbol, si en el segundo mundo, si hasta en el tercer mundo del fútbol se pactan esos puntos, ¿por qué no se puede hacer aquí? País patronal. El fútbol lo refleja.
Los dueños del balón prefieren mantener esta estructura feudal inamovible.
Acolfutpro insiste, sobre la hora, en conseguir la firma del pacto antes de que el gobierno del presidente Gustavo Petro se despida. Faltan nueve meses. Y en ese reloj político se refugian los dueños del fútbol.
Ellos esperan que el tiempo pase, que cambie el gobierno a uno en el que el reclamo de los futbolistas suene a subversivo. Y quedar tiempo es una táctica vieja, pero efectiva…
Meluk le cuenta
GABRIEL MELUCA
Editor de DEPORTES
@MelukLeCuenta
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