Ricardo Martínez.
He aquí un libro, escrito a cuatro manos, que no solo es un canto de amor hacia la naturaleza sino, por extensión, hacia nosotros mismos y nuestra pervivencia en la medida en que, cuidando nuestro entorno y nuestro paisaje, 'nuestro origen', nos cuidamos a sí propios y haremos mucho por cuidar un futuro mejor para nuestros sucesores.

“Es curioso -citan ahora los autores a la bióloga marina Rachel Carson: cuando pienso en el fondo del mar veo invariablemente la constante cortina de materiales que caen de lo alto, copo tras copo, capa tras capa; es la más impresionante nevada jamás vista en el planeta” Se conoce, no en vano, como nieve marina, y al tiempo que los depósitos pueden alcanzar centenares de metros en el lecho marino, también 'se sabe que es una parte vital del ecosistema y uno de los fundamentos esenciales de la cadena trófica que nutre a las criaturas de los abismos marinos, ya que la filtran a medida que desciende o la recogen del fondo'
Con criterio científico, no obstante, también leemos que los peleontólogos saben bien que el perfil del viejísimo océano que trazan reuniendo los raros fragmentos que han llegado hasta nosotros es incompleto. Y lo razonan: “podría ocurrir sencillamente que no hubiera forma de conocer qué tenían aspectos muchos de los prodigiosos animales que evolucionaron en los yeguas del Jurásico y el Cretácico; puesto que no llegaron a fosilizarse, nadie podría llegar a descubrirlos” Tal sería una de las razones que motivó esta publicación, la necesidad de conocimiento, la necesidad de explicaciones para, conociendo y explicando, poder entender mejor las actuaciones de futuro, a sabiendas de lo que alerta a los autores es la progresiva degradación del medio marino; esto es, una amenaza para nuestro futuro, en la medida que el hombre debe tanto a los bienes derivados del este medio.
Todo en nuestra vida, de un modo u otro, deriva de la memoria en la medida en que vida es sucesión de vidas, y así se nos exponen, luego de una vida entregada, por parte de los autores, a la aventura de explorar, de descubrir y entender: “Basta contemplar por primera vez que los arrecifes de coral albergan una asombrosa diversidad, y desde luego ya estamos al corriente de los relatos de los antiguos pobladores de Hawai y la Polinesia –transmitidos durante millas de años-, en los que se señala la enorme importancia de los arrecifes y la riqueza biilógica que florece en su entorno” (¿Habrá, ahora, de decirse que están en grave peligro de extinción en amplias zonas?)
Sí: según las noticias científicas más confiables, 'los últimos cuatrocientos años de historia de los mares se entienden en la actualidad como una sucesión de luchas vicarias de poder, libradas precisamente en un escenario concebido para dirimir los debates, conflictos y aspiraciones de las potencias globales' Esto es, el responsable de transmitir posibilidad de Hombres sabios con la naturaleza, sin embargo, como los nauttiq-suqtitt, esto es, los tutores inuits –esos hombres pacientes en la nieve- son los ojos y los oídos del área de conservación marina.
Es difícil, sencillamente, entender, justificar que el hombre que necesita a la naturaleza la destruye en pro de intereses económicos, en detrimento de su propio futuro de vida. De aquí la expresión tan dramática y concluyente como la de Attenborough, el hombre que hizo tanto por ayudarnos a querer-entender el medio natural: “No llegaré a ver el desenlace de este estado de cosas, pero, tras haber dedicado mi vida a explorar nuestro planeta, sigo convencido de que cuanto mayor sea el número de personas que disfrutarán del mundo natural y lo comprenderán, más se ampliará también la esperanza de salvar tanto esa biosfera como nuestra propia viabilidad”.
Así mar
ricardo martinez




