Los últimos días hemos escuchado mucho del merequetengue que se armó en Miss Universo, que si fue fraude o no, que Fátima Bosch devoró y no soportaron, entre otros comentarios, pero seguro no te sabías la historia de la reina de belleza que sintió el llamado de Dios y abandonó los concursos para ser monja.
Cuando somos niños, muchos tenemos claro qué seremos de grandes: algunos policías, otros maestros, astronautas, abogados y hasta periodistas, pero muy pocos tienen en sus planos dedicar su vida a Dios y ser padre o monja, y menos cuando tu vida entera se ha desarrollado en concursos de belleza y en pasarelas.
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Aunque suena como una historia de película, esto pasó de verdad, pues Kamila Rodrigues Cardoso, una reina de belleza de Brasil, dejó las pasarelas, concursos y trabajos muy bien pagados en la industria del modelaje para convertirse en monja; Cambió su nombre y hoy vive una vida rara para muchos, pero perfecta para ella.
Ella es la Miss Brasil que abandonó los concursos de belleza para ser monja
Kamila Rodrigues Cardoso es de Patos de Minas, Brasil, y desde muy pequeña estuvo en concursos de belleza, pero a los 18 años sintió el llamado y dejó todo para convertirse en monja, y hoy, a años de su decisión, fue vista vendiendo artículos religiosos y su nombre ha cambiado, pues ahora es la hermana Eva.
Ganó varios concursos de belleza, entre ellos, Miss Continente Teen Sol Naciente, que la acercaba a ser Miss Brasil y después ser enviada a concursar en Miss Universo, pero la muerte de su papá a los 9 años la marcó y durante toda su adolescencia sufrió depresión y ansiedad, al punto de sentirse vacía en el modelaje.
“Encontré la verdadera belleza en el silencio, la oración y el servicio”, dijo la Hermana Eva.

A los 18 años, esta preciosista descubrió en la fe un refugio y comenzó a rezar el rosario constantemente y entró en grupos de oración, hasta que un día, en una misa, vio pasar una monja y tuvo una revelación, pues vio una “luz intensa” que emanaba de la religiosa y ahí lo supo todo, por lo que abandonó su vida y se volvió monja de la orden Sancta Dei Genitrix, que no es parte de la Iglesia católica romana.
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