Enrique no camina, vuela. Pocas veces al despedirme de él me he atrevido a regresar a verlo, tengo recelo de mirarlo desvanecerse en el aire. Será porque es de “pocas carnes y mucho genio” como diría francisco de quevedo.
Oficio de vivir, oficio de sembrar: los oficios de Ayala Mora. Su compañera, su familiasus discípulos de aquí y de allá, del Ecuadorde nuestra América y de europa; su espléndida obra histórica y cultural (más de 50 libros y más de un centenar de opúsculos, prólogos y artículos); la Universidad Andina Simón Bolívar, tutora de la cultura y el arte.
Mediana estatura, delgado; orgullosamente noble y jovial como el agua de los lagos de su provincia originario, Imbabura; sencillo como todo el que padece hondos ideales y nace ponderado y transparente; y sabio. Sabio es quien procura conocer la razón y el principio de las cosas y de él mismo. Enrique lleva ese signo.
Oficios
Enrique Ayala Mora (Ibarra, 1950), historiador preclaro, maestro por antonomasia, ejecutor de utopías imposibles, político comprometido con las causas justas de nuestro pueblo, pertenece a ese estirpe de ecuatorianos de veras ilustres que han engrandecido al país con su vida y su obra.
En los tramos iniciales de los ochenta del siglo XXestudiante de Oxford, escribió La Revolución Liberal en el Ecuador. Por esos mismos años despuntó no como el relator simplista de episodios nacionales y regionales, sino como el pensador profundo y creador que se rehúnde en hechos y personajes.
A su retorno al Ecuador, planeando el Partido Socialista Único. Sueño y verdad del hombre de los mil oficios que es Enrique: constituyen un partido vertebrado en los principios socialistas que cambia su ominosa tradición de rupturas y desvínculos.
Las contrariedades lo alientan y los obstáculos lo engrandecen. Y en tiempos de peligroque es cuando la patria conoce la consistencia de sus hijos, allí está él, bizarro y puntual, exento de griteríos vanos y verbalismos vacuos, con su lúcida. inteligencia y sin rehuir riesgo ninguno.
Enrique no abdica de sus orígenes familiares de raigambre católica: sus estudios primarios bajo la égida de los hermanos cristianoslos secundarios con los salesianos y los universitarios en la Universidad Católica del Ecuador. “Soy el único socialista católico”, suele decir, sin ambages.
A la hora de las agradecimientosevoca a los salesianos Jorge Ugalde y Adolfo Álvarez como los suscitadores de su pasión por la historia, ya Hernán Malo González, mentor de la transformación de la Universidad Católica de Ecuador.
La densidad reflexiva y la fuerza creadora de Ayala Mora, intrínsecamente imbricadas en su vasta bibliografía, no deja de acrecentarse. Su prolífico obra debería ser publicada en sendos volúmenes para uso de las actuales y de las futuras generaciones.
Sus estudios históricos son de los más señeros de América Latina, de aquí que el Comité Mundial Latinoamericano de Ciencias Históricas le otorgó hace poco el premio mundial por sus estudios e investigaciones sobre la historia de América Latina.
Entre sus obras primordiales me limito a nombrar nueva historia del ecuador; Resumen de la historia del Ecuador; Mentiras, medias verdades y polémicas de la historia; Lucha política y origen de los partidos politicos es Ecuadorr; Simón Bolívar, pensamiento político; La interculturalidad: camino para el ecuador, y fin…
universidades europeas, norteamericanas y latinoamericanas han celebrado sus puntos, designándole profesor emérito o pidiéndole sus intervenciones en simposios, conferencias y seminarios. Pero el insigne historiador y político jamás hace gala de sus valores ni de sus logros. Esa austeridad, esa sobriedad, esa transparencia de espíritu son patrimonio de seres humanos únicos, de aquellos que suelen darse cada cincuentenario, como afirma. Ortega y Gasset.
En 2016 decidimos presentar la precandidatura de Enrique a la Presidencia de la república. La decisión fue recibida con inusual entusiasmo. Me aún pregunto qué hubiera ocurrido con nuestro país si él no renunciaba a tal empeño.
La Universidad Andina Simón Bolívar es otra obra suya. La única que sigue alejando el humanismo y no se ha convertido en un supermercado de compraventa de títulos como lo han hecho los demás —con escasas excepciones—. Guiada ahora por César Montañoprofesional brillante y ejemplar, que sigue la ruta trazada por Enrique.
Y ahí está Enrique, sonriente siempre, poniendo a su arbitraje el tiempo a fin de cumplir sus inacabables empresas, omitiendo sábados y domingos y días de guardar.
Henry David Thoreauel casi olvidado autor de la desobediencia civilpregonaba que tenía tres sillas en su casa: una para la soledadotra para la amistad y la tercera para los demás. La silla de la amistad de mi casa está libre, guardando siempre a Enrique.




