Al mismo tiempo que el madrileño Ernesto Naranjo se desarrolla como artista, intenta navegar en el traicionero panorama de la moda, cada vez más dominado por megamarcas y conglomerados. “Como joven diseñador”, dijo en Zoom, “sientes que tienes que seguir un camino y lo que otras marcas están haciendo”, a pesar de las disparidades en los recursos. Haber determinado cómo es el éxito de su propia marca parece haber liberado la imaginación de Naranjo. Presentada en formato look-book, esta colección es la mejor que jamás haya hecho.
La decisión de no poner esta ropa en la pasarela fue deliberada. A pesar de sus muchas ventajas, Naranjo señaló que el formato “te da esa presión para impresionar y es realmente rápido”, mientras que él está comprometido con un ritmo más lento. La idea es forjar su propio camino “yendo despacio, paso a paso y en línea recta”.
Un ritmo más lento permite tiempo para la conexión personal, algo de lo que Naranjo sabe mucho porque su negocio opera principalmente como producto hecho a pedido. Habiendo dedicado esta colección a sus clientes privados, comenzó considerando los comentarios que recibió sobre las pruebas y centrándose en los tejidos que les gustan a sus clientes, incluidos la seda y el tul. El delicado equilibrio entre estructura y fluidez es lo que da a estas prendas su carga eléctrica. Naranjo es un colorista fantástico y le gustan las formas atrevidas. Las estructuras sobre las que cubría sus telas esta temporada no eran rígidas, como era de esperar, sino anchas bandas elásticas, que le permitían “jugar con la movilidad y el movimiento y tener ese tipo de soltura en el cuerpo”.
Para ello no hubo cierres; todo se puede poner y quitar con facilidad. Naranjo frecuentemente hace referencia a artistas; esta temporada mencionó a Rebecca Horn y a la bailarina Loïe Fuller, protagonista de un documental de 2023 que era conocida por la forma fascinante en que manipulaba sus trajes fluidos y la luz mientras se movía. Es la influencia de este último la que es más evidente en la colección. Naranjo transformó una simple camiseta elástica en algo espectacular mediante nudos. Estaba de moda con formas tipo alforja, pero evitó las referencias históricas en favor de algo mucho más moderno y fluido. Las superposiciones dignas de suspiro de tul de colores en algunos looks llevaron la colección en una dirección romántica y etérea.




