News Americas, NUEVA YORK, NY, miércoles. 15 de enero de 2025: ¿Qué hace que un estado sea soberano? En esencia, la soberanía abarca la independencia y el poder de gobernarse a uno mismo. Los líderes estatales quieren tener control sobre sus fronteras, leyes, economía y la capacidad de tomar decisiones sin interferencia externa. Pero en el mundo interconectado de hoy, ¿hay algún Estado verdaderamente independiente? Las líneas entre soberanía e interdependencia global son cada vez más borrosas, lo que desafía las ideas tradicionales de poder.

La globalización ha remodelado la forma en que interactúan los estados. El comercio, la tecnología, el cambio climático y las organizaciones internacionales han creado una red de conexiones de la que ninguna nación, grande o pequeña, puede escapar. Incluso los estados más poderosos deben considerar las opiniones y acciones de los demás. Mientras tanto, los estados más pequeños a menudo se encuentran atrapados entre estas fuerzas globales, teniendo que navegar en un sistema que puede parecer que está en su contra.
Para los estados pequeños, la soberanía debería centrarse en expresar el poder a través de la influencia estratégica. Estas naciones deben preguntarse: ¿Cómo hacemos valer nuestra voz cuando otros son más fuertes y poderosos? La respuesta está en repensar el poder estatal. El poder tradicional (fuerza militar y dominio económico) ya no es la única medida de influencia. En cambio, el poder blando, como la diplomacia, la innovación y la cultura, desempeña un papel fundamental.
Los Estados pequeños inteligentes pueden superar su peso formando alianzas, participando activamente en organizaciones internacionales y posicionándose como centros de creatividad y colaboración. También deben centrarse en la resiliencia, asegurando que sus economías e instituciones sean lo suficientemente flexibles para resistir shocks externos. Esto significa invertir en educación, tecnología y políticas que empoderen a su gente.
Los factores normativos –como las reglas internacionales, las expectativas culturales y los estándares globales– dan forma al funcionamiento de los Estados. Para los Estados pequeños, comprender y aprovechar estas normas es clave. La adopción de políticas que se alineen con las prioridades globales, como la sostenibilidad o los derechos humanos, puede crear oportunidades para liderar en áreas específicas. Pero esto requiere equilibrio. Los estados pequeños inteligentes deben proteger sus identidades e intereses únicos mientras participan en un sistema que a menudo refleja las prioridades de las potencias más grandes.
A medida que cambia el panorama global, los estados pequeños tienen la oportunidad de redefinir la soberanía. Los estados pequeños inteligentes están más preocupados por estar culturalmente alertas, tecnológicamente adaptables y unidos. El verdadero poder proviene de reconocer las oportunidades de la interdependencia y utilizarlas para forjar un lugar significativo en el mundo. La cuestión no es si los Estados pequeños pueden prosperar, sino si están preparados para adoptar las estrategias que harán oír sus voces y hacer sentir su impacto.




