ha fallecido Miguel Insúareferente indiscutible de la escena artística. Nos deja un actor sensato y profundamente comprometido; un actor que supo adaptarse a los tiempos sin perder nunca la curiosidad ni la capacidad de asombro. Buscador incansable de la luzentendida no … como un lugar de comodidad sino como una forma de responsabilidad, Miguel mostró siempre una empatía firme con quienes comenzaban, con aquellos que aún no tenían nombre ni espacio, pero sí preguntas urgentes que hacer.
Eso lo llevó a rodearse de jóvenes directores de cine como Carlos Vermut y, más tarde, Julián Genisson oh Miguel Mejías. Lo llevó también a caminar junto a quienes, con apenas veintipocos años, empezábamos nuestra andadura en la escena teatral. Miguel apoyó proyectos precarios, frágiles en lo material pero sólidos en lo humano; proyectos que buscaban un sentido social, que apelaban al corazón ya la conciencia. Y casi siempre supo acertar en su juicio, porque miraba más allá de la forma y atendía al impulso profundo que movía cada propuesta.
Fueron muchas las obras en las que trabajamos juntos, como muchas fueron las conversaciones, las dudas compartidas y los consejos ofrecidos sin condescendencia. Recuerdo con particular cariño la obra que realizamos en La Cuarta Pared: 'En Defensa'. Recuerdo las numerosas veces que me ayudaste a continuar con el diálogo, que me ayudaste a resistir.
Miguel —o Miquel, como yo siempre lo llamaba— sabía mostrarse tranquilo sin ser indolente. Hablaba con franqueza en una profesión donde, con demasiada frecuencia, reina el silencio o la prudencia interesada. Nunca renunció a su pensamiento. ni a su acción, y jamás le vi un gesto de hipocresía.
Dijo siempre lo que pensaba con honestidadpero sin juicio, porque no era dado a las moralidades ni a las sentencias fáciles. Comprendía a las personas, y esa comprensión profunda le permitía encarnar con verdad a los personajes más complejos, incluso cuando debía interpretar a personajes reprobables. No justificaba, entendía; y desde ahí construía.
Miguel fue también alguien a quien sus amigos podían acudir en los momentos difíciles. Escuchaba sin prisas y acompañaba sin imponer. Miquel es una de las pocas personas con las que he compartido algunos de mis mayores desconsuelos. Por eso puedo decir que no solo ha muerto un gran artista: se ha ido un gran amigo, cuya coherencia, generosidad y valentía seguirán resonando en quienes tuvimos la suerte de encontrarnos en su camino.




