En mis más de 14 años de experiencia profesional encontró que el trauma no siempre deja cicatrices visibles, pero permanece grabado en la mente y en el cuerpo.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) surge cuando una persona ha vivido o presenciado un evento profundamente amenazante o doloroso, y su sistema emocional no logra procesarlo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2024), cerca del 5% de los adultos a nivel mundial presenta síntomas compatibles con trauma no resuelto o TEPT.
“El trauma no desaparece con el tiempo; se almacena en el cuerpo, esperando un espacio seguro para expresarse”, recuerdos traumáticos pueden reactivarse ante olores, sonidos o situaciones que evocan el pasado, provocando ansiedad, pesadillas, hipervigilancia o desconexión emocional.
El cuerpo en modo supervivencia
El trauma altera el funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso. Investigaciones publicadas en Nature Neuroscience (LeDoux et al., 2023) demuestran que el trauma produce una hiperactivación de la amígdala, encargada de procesar el miedo, y una inhibición del hipocampo, que regula la memoria.. Esto explica por qué las personas reviven el evento traumático como si estuviera ocurriendo nuevamente.
Además, el cuerpo adopta respuestas de defensa, lucha, huida o congelamiento incluso en ausencia de peligro real. La psiquiatra Bessel van der Kolk (2021) lo describe como un “cuerpo que mantiene la puntuación”: músculos tensos, respiración corta, fatiga crónica o disociación.
En el Perú, el Ministerio de Salud (2024) señala que las secuelas del trauma son frecuentes en personas que han experimentado violencia familiar, accidentes, pérdidas repentinas o contextos de inseguridad social.
Del silencio a la reparación emocional
Con mis pacientes en la consulta diaria, encontró que Superar un trauma no significa “olvidar lo ocurrido”, sino integrarlo. La terapia busca que el recuerdo deje de dominar la vida emocional. Según la American Psychology Association (APA, 2023), los enfoques más eficaces incluyen la terapia cognitivo-conductual focalizada en el trauma (TCC-T), la terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) y las intervenciones somáticas, que ayudan al cuerpo a liberar la tensión acumulada. “El trauma se sana en relación, cuando la persona vuelve a sentirse segura con otro ser humano”,
Estrategias para sanar el trauma
Una de las intervenciones más utilizadas es la terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma, cuyo propósito es reestructurar las creencias disfuncionales asociadas al evento traumático. Este enfoque contribuye a mejorar la autoestima y la sensación de control personal. En la práctica, implica identificar pensamientos como “fue mi culpa” y reemplazarlos por juicios más realistas y ajustados a la experiencia vivida..
Las terapias somáticas, que incluyen técnicas como la respiración consciente, el yoga o el grounding, buscan reconectar cuerpo y mente. Su beneficio principal es la liberación de la tensión muscular y emocional acumulada tras el trauma. Ejemplos de estas prácticas son los ejercicios de respiración profunda o el contacto consciente con el entorno físico inmediato.
La escritura terapéutica tiene como objetivo expresar y organizar emociones que han quedado reprimidas. Este proceso favorece la integración emocional, permitiendo a la persona escribir sobre la experiencia sin juzgarla ni censurarla.
Por último, el apoyo social seguro resulta fundamental para crear espacios de confianza y empatía. Este acompañamiento reduce la soledad y el aislamiento, y puede materializarse mediante la participación en grupos de acompañamiento o en terapia grupal.
Conclusiones
El trauma no es una debilidad, es una herida psicológica que necesita tiempo, cuidado y seguridad para sanar. No se trata de borrar el pasado, sino de devolverle al cuerpo la sensación de calma y control que perdió. El acompañamiento terapéutico y el apoyo emocional son esenciales para transformar el dolor en resiliencia.
Reconocer que el trauma puede afectar a cualquiera sin importar su fortaleza es un acto de humanidad. Hablar, llorar, escribir o buscar ayuda no son signos de fragilidad, sino pasos hacia la liberación. Cuando el cuerpo deja de luchar contra el pasado, finalmente puede habitar el presente. Aquí estoy cuando estés dispuesta a iniciar tu proceso terapéutico, aquí estoy para poder ayudarte con técnicas y herramientas de la psicología y la psicoterapia..


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