
Como inteligencia artificial avanza rápidamente, se está convirtiendo en algo más que una simple herramienta: está emergiendo como un nuevo tipo de participante en la fuerza laboral. No nos limitamos a automatizar tareas ni a optimizar operaciones; Estamos dando la bienvenida a un tipo de entidad fundamentalmente diferente a nuestros sistemas de trabajo, toma de decisiones y confianza.
A lo largo de generaciones de trabajo humano, hemos desarrollado formas de comprender y gestionar los riesgos, las necesidades y los marcos necesarios para generar confianza.
Director de seguridad de la información en Zscaler.
Ahora, un nuevo tipo de “trabajador” está entrando en escena: uno basado en silicio en lugar de uno basado en carbono. Al implementar agentes AIlas organizaciones están transformando fundamentalmente el lugar de trabajo al introducir sistemas que pueden actuar con autonomía, iniciativa y comportamiento impulsado por objetivos.
Estos no son sólo algoritmos estáticos: son agentes cada vez más autónomos capaces de tomar decisiones, interactuar con sistemas y, en ocasiones, actuar en nuestro nombre.
Pero el progreso conlleva riesgos: ¿cómo pueden las organizaciones adoptar estos nuevos tipos de trabajadores de una manera que no amplíe su superficie de amenazas y que se pueda confiar en que utilizarán datos privados sin temor a un mal uso o ramificaciones legales?
De agentes a AIgents: una nueva clase de trabajadores digitales
A diferencia de lo tradicional automatizaciónque simplemente sigue instrucciones preestablecidas, los sistemas de IA agentes son capaces de tomar decisiones, adaptarse a situaciones cambiantes y realizar tareas en nombre de empleados o equipos completos.
Esto permite a las organizaciones delegar actividades complejas y sensibles al contexto, como interpretar datos, priorizar cargas de trabajo y negociar entre demandas en competencia, sin una supervisión humana constante.
En términos prácticos, las organizaciones están aprovechando la IA agente para optimizar las operaciones, mejorar la productividad y respaldar la toma de decisiones.
Por ejemplo, estos compañeros de equipo digitales pueden automatizar la gestión de horarios, monitorear y optimizar los flujos de trabajo, o incluso manejar las interacciones de servicio al cliente con un grado de personalización e iniciativa antes inalcanzable.
A medida que estos “agentes” de IA se vuelven más integrados, también están comenzando a asumir roles en la gestión de riesgos, el monitoreo del cumplimiento y la coordinación de proyectos multifuncionales, todo mientras mantienen registros auditables de sus acciones para garantizar la responsabilidad y la confianza en el lugar de trabajo.
A medida que la IA agente se vuelve más capaz, debemos preguntarnos: ¿a quién representan estos “agentes de IA”? ¿Están autorizados? ¿Se pueden atribuir sus acciones a una parte responsable? Si bien la ciberseguridad ofrece herramientas como autenticaciónautorización y auditoría, ahora necesitamos sistemas de identidad adaptados a los agentes AI.
Esto requiere ir más allá del uso básico de claves API y cuentas de usuario. En cambio, las organizaciones deben establecer identidades persistentes y únicas para los AIgents, garantizando que estas identidades sean integrales y sólidas.
Dichas identidades deben enriquecerse con atributos detallados, incluidos registros claros de los orígenes de sus datos de entrenamiento, definiciones explícitas de sus permisos y dominios operativos, declaraciones documentadas de sus propósitos previstos y marcadores que establezcan la responsabilidad humana u organizacional por sus acciones.
Al incorporar estas cualidades en sus identidad sistemas, las organizaciones pueden crear una base de confianza y trazabilidad para los agentes AI que operan dentro de la fuerza laboral.
Con el tiempo, los AIgents podrían desarrollar reputaciones, al igual que las personas. Imagine sistemas en los que las puntuaciones de confianza se obtienen mediante la transparencia, la equidad y la alineación con los objetivos humanos, validados tanto por humanos como por otros agentes AI.
Motivando la IA y las fronteras legales
Llevar la IA a la fuerza laboral no se trata solo de establecer reglas: también significa crear formas de motivar estos sistemas. Los seres humanos se inspiran en el dinero, el reconocimiento, el propósito y la pertenencia. De manera similar, los sistemas de IA pueden tener estructuras que los guíen para trabajar bien con las personas.
Las organizaciones pueden ofrecer recompensas únicas a la IA, como acceso a robots, tokens digitales especiales o potencia informática adicional para un buen rendimiento. La IA también podría obtener privilegios, como el uso de modelos avanzados o conjuntos de datos especiales, en función de su confiabilidad.
Crear un sistema de reputación para la IA, donde los sistemas confiables y útiles tengan más voz en las decisiones, puede fomentar un comportamiento positivo.
Darle a la IA una variedad de “necesidades” ayuda a garantizar que funcione con los humanos y no solo con nosotros. Alinear los incentivos de la IA con los valores humanos hace colaboración más fuerte.
En el aspecto legal, existen nuevas preguntas sobre el papel de la IA. Así como a las empresas se les otorgan ciertos derechos y responsabilidades, es posible que necesitemos reglas similares para la IA altamente autónoma. Aunque la IA no es consciente, el verdadero desafío es construir sistemas en los que la IA pueda contribuir de manera significativa, transparente y segura junto con las personas.
El futuro es inclusivo y sintético
Llevar la IA a la fuerza laboral no se trata de reemplazar a los humanos, sino de ampliar las posibilidades. Si se hace cuidadosamente, este no es un juego de suma cero. Al diseñar sistemas de confianza, identidad, motivación e incluso economías virtuales para la IA, podemos integrar a estos nuevos colegas de maneras económicamente sólidas, éticamente responsables y socialmente inclusivas.
Al fomentar dicha colaboración, no solo mejoramos la productividad y la innovación, sino que también abordamos los desafíos legales y éticos emergentes, garantizando que la IA siga siendo una fuerza confiable y constructiva en nuestros lugares de trabajo.
En última instancia, el futuro del trabajo no es una competencia entre humanos y máquinas, sino una asociación basada en el beneficio mutuo. A medida que continuamos dando forma a la integración de sistemas de IA agentes, el énfasis debe permanecer en la inclusión, la responsabilidad y la búsqueda compartida del progreso, allanando el camino para una fuerza laboral más dinámica y resiliente.
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Este artículo se produjo como parte del canal Expert Insights de TechRadarPro, donde presentamos las mejores y más brillantes mentes de la industria tecnológica actual. Las opiniones expresadas aquí son las del autor y no son necesariamente las de TechRadarPro o Future plc. Si estás interesado en contribuir, descubre más aquí: https://www.techradar.com/news/submit-your-story-to-techradar-pro




