ARCHIVO – La laguna Kaktovik y las montañas Brooks Range del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico se ven en Kaktovik, Alaska, el 15 de octubre de 2024.
Lindsey Wasson/AP
ocultar título
alternar título
Lindsey Wasson/AP
JUNEAU, Alaska – La administración Trump finalizó el jueves los planes para abrir la llanura costera del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico de Alaska a posibles perforaciones de petróleo y gas, renovando un debate latente desde hace mucho tiempo sobre si se debe perforar en una de las joyas ambientales de la nación.
El secretario del Interior de Estados Unidos, Doug Burgum, anunció el jueves la decisión que allana el camino para futuras ventas de arrendamiento dentro de la llanura costera de 1,5 millones de acres (631.309 hectáreas) del refugio, un área considerada sagrada por los indígenas Gwich'in. El plan cumple las promesas hechas por el presidente Donald Trump y los republicanos del Congreso de reabrir esta parte del refugio para un posible desarrollo. El proyecto de ley de Trump de exenciones fiscales y recortes de gastos, aprobado durante el verano, exigía al menos cuatro ventas de arrendamiento dentro del refugio durante un período de 10 años.
A Burgum se unieron en Washington, DC el gobernador republicano de Alaska, Mike Dunleavy, y la delegación del Congreso del estado para este y otros anuncios relacionados con las tierras, incluida la decisión del departamento de restaurar los arrendamientos de petróleo y gas en el refugio que habían sido cancelados por la administración anterior.
Un juez federal dijo en marzo que la administración Biden carecía de autoridad para cancelar los arrendamientos, que estaban en manos de una corporación estatal que fue el principal postor en la primera venta de arrendamiento para el refugio realizada al final del primer mandato de Trump.
Los líderes de las comunidades indígenas Gwich'in cercanas al refugio consideran sagrada la llanura costera, señalan su importancia para una manada de caribúes de la que dependen, y se oponen a perforar allí. Los líderes de Kaktovik, una comunidad Iñupiaq dentro del refugio, apoyan la perforación y consideran que el desarrollo petrolero responsable es clave para el bienestar económico de su región.
«Es alentador ver a quienes toman decisiones en Washington promoviendo políticas que respetan nuestra voz y apoyan el éxito a largo plazo de Kaktovik», dijo en un comunicado el presidente de Kaktovik Iñupiat Corp., Charles «CC» Lampe.
Una segunda venta de arrendamiento en el refugio, celebrada cerca del final del mandato del presidente Joe Biden, no arrojó postores, pero los críticos de la venta argumentaron que su alcance era demasiado restrictivo.
Meda DeWitt, gerente senior de Alaska de The Wilderness Society, dijo que con el anuncio del jueves la administración «está colocando los intereses corporativos por encima de las vidas, culturas y responsabilidades espirituales de las personas cuya supervivencia depende de la manada de caribúes Porcupine, la libertad de vivir de esta tierra y la salud del Refugio Ártico».
Las acciones detalladas el jueves son consistentes con las expuestas por Trump en su regreso al cargo en enero, que también incluyeron llamados a acelerar la construcción de una carretera para conectar las comunidades de King Cove y Cold Bay.
Burgum anunció el jueves la finalización de un acuerdo de intercambio de tierras destinado a construir la carretera que atravesaría el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Izembek. Los residentes de King Cove han buscado durante mucho tiempo una conexión terrestre a través del refugio con el aeropuerto de Cold Bay, apto para todo clima, considerándolo vital para acceder a atención médica de emergencia. Dunleavy y la delegación del Congreso han apoyado el esfuerzo, calificándolo de una cuestión de vida y seguridad.
Los conservacionistas prometieron impugnar legalmente el acuerdo, y algunos líderes tribales temen que una carretera ahuyente a las aves migratorias de las que dependen. El refugio, cerca de la punta de la península de Alaska, contiene un hábitat reconocido internacionalmente para aves acuáticas migratorias. Las propuestas anteriores de intercambio de tierras han sido recibidas con controversia y litigios.
El Centro para la Diversidad Biológica, un grupo ambientalista, dijo que el último acuerdo territorial intercambiaría alrededor de 500 acres (202 hectáreas) de «tierras silvestres ecológicamente irreemplazables» dentro del refugio por hasta 1.739 acres (703,7 hectáreas) de tierras de King Cove Corp. fuera del refugio. Los líderes tribales de algunas comunidades más al norte, en las comunidades Yup'ik de la región del delta Yukon-Kuskokwim, han expresado su preocupación de que el desarrollo de una carretera perjudicaría a las aves migratorias importantes para sus formas de vida de subsistencia.
«Junto con las aldeas nativas de Hooper Bay y Paimiut, planeamos impugnar esta decisión en los tribunales», dijo Cooper Freeman, director del centro en Alaska.
La senadora estadounidense Lisa Murkowski, republicana, dijo a los periodistas que ha estado luchando por el acceso a la tierra para King Cove durante su mandato y que ha estado tanto en la comunidad como en el refugio. Llamó al refugio una «granera literal» para muchas aves acuáticas y dijo que era de interés de todos garantizar que se construyera una carretera con la mínima perturbación.
«Creo que es importante recordar que nadie habla de una carretera pavimentada de varios carriles que mueve muchos camiones grandes de un lado a otro», dijo. «Sigue siendo una carretera de grava, de un solo carril y de uso no comercial, de 11 millas».
