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El canciller alemán, Friedrich Merz, rechazó el lunes los llamados de algunos miembros de su partido para relajar su negativa a negociar con la extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), declarando que el partido aún en crecimiento no tiene nada en común con sus conservadores.
El partido antiinmigración AfD terminó segundo en las elecciones nacionales anticipadas de Alemania en febrero y las encuestas desde entonces han mostrado que su base de apoyo continúa creciendo, y algunos lo sitúan al nivel o incluso por delante del bloque Unión de Merz.
La coalición de gobierno de casi seis meses de Merz con los socialdemócratas de centro izquierda ha molestado a muchos votantes con desacuerdos públicos sobre una serie de temas.
Cinco de los 16 estados de Alemania celebrarán elecciones regionales el próximo año, incluidos dos en el antiguo este comunista, donde AfD es particularmente fuerte y tiene buenas posibilidades de terminar primero.
Una convención de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merz en 2018 rechazó cualquier «coalición y formas similares de cooperación» con AfD, así como con el partido La Izquierda en el otro extremo del espectro político.
Eso limita su margen de maniobra en un panorama político cambiante en el que las mayorías para coaliciones de partidos con ideas afines son cada vez más raras.
La semana pasada, varios conservadores –entre ellos Peter Tauber, exsecretario general de la CDU, y el exministro de Defensa Karl-Theodor zu Guttenberg– abogaron por un enfoque más relajado hacia el AfD.
Tauber sugirió una «nueva política de líneas rojas» que claramente permita a la CDU tomar decisiones que ganen el apoyo del partido de extrema derecha.
Merz dijo el lunes que nadie en la dirección del partido cuestiona la decisión de 2018 y «no cambiaremos nada», independientemente de los llamados de lo que llamó «algunas figuras marginales».
«No hay puntos en común entre este partido y nosotros», dijo Merz a los periodistas después de una reunión de la dirección de la CDU.
Rechazó las sugerencias de que la CDU podría impulsar sus prioridades con AfD, declarando que el partido de extrema derecha se opone no sólo a las políticas de los últimos 10 años, sino también a décadas de decisiones que hicieron exitosa a la Alemania moderna.
AfD ha pedido repetidamente a la CDU que desmantele lo que se conoce ampliamente como el cortafuegos que impide trabajar con la extrema derecha.
Pero su «mano extendida es, en realidad, una mano que quiere destruirnos», afirmó Merz.
El canciller reconoció que su coalición ha participado en «demasiadas discusiones públicas» desde que asumió el cargo en mayo, con prioridades que incluían revitalizar la estancada economía de Alemania y reducir la migración irregular.
«Estos argumentos ocultan lo que el Gobierno ha puesto en marcha con razón en los últimos meses», añadió.
El apoyo a AfD se ha mantenido alto a pesar de que la agencia de inteligencia interna de Alemania la clasificó como una organización de extrema derecha, designación que suspendió después de que AfD lanzara un recurso legal.
Fuentes adicionales • AP




