La CGT amenazó con un paro general contra la reforma laboral que se discute en el Congreso pero evitó convocar la medida que reclaman las bases y las agrupaciones de izquierda.
La central obrera redondeó una marcha multitudinaria a Plaza de Mayo con la presencia del gobernador Axel Kicillof y senadores peronistas como Jorge Capitanich y José Mayans.
La movilización contó con la participación de más gremios que en marchas anteriores, pero la Plaza no estuvo colmada. Hubo bastantes claros y se podía transitar. El mayor núcleo de manifestantes se congregó sobre la avenida de Mayo y Diagonal Sur. Como de costumbre, a la izquierda le dejaron Diagonal Norte.
El gobierno no aplicó el protocolo antipiquetes y estuvieron cortadas las calles linderas a la Plaza. Los cegetistas denunciaron igualmente que Gendarmería detuvo colectivos que ingresaban a la Ciudad repletos de afiliados que iban a la marcha.
Los tres nuevos triunviros fueron los oradores del acto. El más duro fue Octavio Argüello. «A los senadores, ojo con lo que hacen, porque el pueblo y la patria se los vamos a demandar», dijo el camionero.
El último orador fue Jorge Sola, del sindicato del seguro, que amenazó con un paro. «Este es el principio e un plan de lucha. Sigan sin escucharnos y se encontrarán con la profundización de este plan: terminaremos con un paro en todo el país», dijo el triunviro.
Las palabras de Sola tuvieron un impacto inmediato en la columna de izquierda que llegaba por Diagonal Norte en medio de la marcha peronista que daba por terminado el acto. Por el alto parlante que acompañaba la movilización de la izquierda, la locutora gritaba «Paro general». «El 26 están todos los burócratas de vacaciones», se quedó una camarada del Polo Obrero.
