Para aquellos de nosotros al norte del ecuador, el invierno llegó oficialmente la semana pasada. La temprana oscuridad y el frío del aire exigen un cambio en nuestros hábitos. Para muchos, la estación provoca un inconfundible giro hacia adentro: hacia nuestros cálidos hogares, o los seres queridos que vemos en las vacaciones, o pensamientos meditativos que, en otras épocas del año, podrían verse desplazados por la luz y el ruido del mundo.
Quizás decirlo sea sentimental, pero estos parecen los días y las noches perfectos para la poesía. La forma puede capturar, quizás mejor que cualquier otra, la calidad amortiguada de las tardes frías y los días pasados en el interior. Sus sinuosos senderos de lenguaje pueden describir tanto las comodidades de la temporada como sus cualidades más duras. A medida que 2025 llega a su fin, hemos seleccionado algo de poesía para acompañarte durante los últimos días de diciembre. Cada colección habla de un estado de ánimo invernal diferente, pero vale la pena detenerse en todas antes de que 2026 traiga el regreso de días más largos y ocupados.
Poemas seleccionados de Rubén Daríotraducido por Lysander Kemp
Una vez, después de una epifanía en una clase de secundaria, mi mejor amiga declaró que había decidido estudiar literatura en la universidad. Esto fue hace años, pero recuerdo bien ese día: dijo que al analizar un poema de Darío se dio cuenta de lo hermoso que puede ser un arreglo de palabras. Muchas de sus obras funcionan como cuentos de hadas y se han adaptado a libros para niños. Es por eso que mi primer contacto con Darío, uno de los mejores poetas que jamás haya escrito en español, se produjo cuando tenía 3 o 4 años, en forma de una historia de princesas que amo tanto ahora. Mi padre también puede recitar de memoria un verso de Darío que leyó de joven: “y el cuello del gran cisne blanco que me interroga”. Este volumen de traducciones de Kemp incluye mis poemas favoritos de Darío; sus rimas se pierden, pero se conserva su cualidad onírica e hipnótica. Y las imágenes sensuales que estos versos traen a la mente (ruiseñores, ángeles y sedas) hacen que esta colección sea ideal para las veladas junto al hogar. — Gisela Salim-Peyer
Por Rubén Darío
Rangikurapor Tayi Tibble
En un día de nieve, puedes acurrucarte junto al fuego con algo saludable y acogedor; podrías sentarte junto a la ventana con algo frío y sombrío. O podrías abrir el libro del poeta neozelandés Tayi Tibble. Rangikuraque no es ninguna de estas cosas. Juguetón, contundente y sexy, irradia tanta calidez que elegirlo para una lectura navideña es como huir al sur para pasar el invierno. (Y en el país de origen de Tibble, diciembre es verano.) Eso no quiere decir que no sea serio: Tibble reflexiona sobre la implacable vergüenza que solía sentir por su género y su herencia indígena maorí; ella describe cómo emergió de la timidez como flores asomando desde una capa de hielo derritiéndose. Rangikura es el resultado de su transformación y es un argumento persuasivo a favor de la libertad, el placer y la diversión que honra a las generaciones de mujeres de su familia que también celebraron, gritaron y bailaron. “Soy Más caliente que el sol”, afirma.. «Y mis antepasados cabalgan conmigo / como perros. Cuando silbo / ellos corren y corren y corren». — Colina de fe
Día de pleno inviernopor Bernadette Mayer
En su poema del tamaño de un libro, parecido a un diario, Día de pleno inviernoMayer se propone «contar la historia de lo que está sucediendo exactamente». El libro sigue debidamente un curso desde sus horas de vigilia hasta la “larga y negra noche” del solsticio de invierno. A mitad del libro, se detiene para anotar la hora: “Son las 13.15”, escribe al salir del mercado. “Nos vamos a casa con lo que podemos tener para llevar. / Habiendo tenido que pagarlo / Y sale el sol”. Mayer no es la primera autora que convierte un solo día en su trama, pero su amorosa transcripción de la vida en Lennox, Massachusetts en 1978 (sus hijos dibujando en la mesa de la cocina, su visita a la biblioteca, el patrón de nieve que Mayer ve en el techo, las luces de freno rojas que brillan en la calle mojada) hace que una serie de eventos ordinarios parezcan epifanías silenciosas. -Walt Hunter
¿Fue por esto?por Hannah Sullivan
Los poemas de Sullivan son tan largos que sólo aparecen seis en sus libros. La mitad de ellos son en su debut de 2018, Tres poemasy la otra mitad aparece en su seguimiento, ¿Fue por esto?que yuxtapone una elegía para las víctimas del incendio de la Torre Grenfell con dos meditaciones sobre el envejecimiento llenas de gratitud. En todo momento, la profundidad y la calidad de la atención de Sullivan a los detalles prosaicos, incluso a los objetos sencillos y poco atractivos, nunca flaquean. Ella se detiene en las “cobetas de maíz” que se pueden calentar en el microondas; en un libro de biblioteca desmoronado que se convierte en una “columna vertebral osteoporótica / todas partículas, cinta deshilachada, / trozos de piel, moviéndose en la / luz”. Tal concentración apreciativa es rara en esta era de prisas y desplazamientos, pero en «Was It for This», el poema más meditativo de la colección, Sullivan escribe: «Las cosas que instintivamente vi como feas, quería verlas también, bajo otro aspecto, como hermosas». Cuando la leo, quiero eso también. —Lily Meyer
El desiertopor Sandra Lim
El libro de búsqueda de Lim se lee mejor en completo silencio. Recompensa el cambio concentrado y cuidadoso de palabras y frases. Y está plagado de imágenes invernales: «No hay nubes caídas sobre el desierto nevado. / No hay oscuridad, ni brillo de árboles oscuros que se enrollen y entrelacen sus sedas. / Vacuidad, silencio como un huevo», escribe en «Wintering». Este libro habla muy en serio de la condición humana, está decidido a plantear preguntas existenciales sobre la vida y está dispuesto a permanecer en sus misterios. Sin embargo, esta ambivalencia no aparece en la sintaxis de Lim, que es segura, precisa y vibrante. Comienza un poema, “Certainty”, haciendo referencia al poeta puritano Edward Taylor. Su verso, señala, está “lleno de profunda piedad, / erudito y tranquilo, pero a veces un desenfreno errante corre bajo / las costuras de sus palabras”. Lo mismo podría decirse de los poemas de Desierto—se leen como un largo y lento suspiro después de un año duro. -Maya Chung
el puentepor Hart Crane
¿Qué éxito tiene la epopeya modernista de Crane, un poema destinado a recorrer la geografía y la historia estadounidenses con tanta confianza como el poderoso Puente de Brooklyn cruza el East River? Casi 100 años después de su publicación, el jurado aún no ha decidido. Pero incluso aquellos que consideran el puente Un fracaso espectacular tiende a quedar impresionado por las ambiciones de Crane. Como hace TS Eliot en La tierra baldíaCrane quiere conectar cambios rápidos y desestabilizadores con corrientes míticas de emoción. Toma la mano de Walt Whitman y despierta rápidamente a Rip Van Winkle; Mientras tanto, evoca trenes y cables telegráficos que atraviesan el país, azotados por un huracán de referencias contemporáneas. Darle sentido a todo esto requiere una lectura mesurada y deliberada, mi tipo ideal de proyecto para la semana muerta entre Navidad y Año Nuevo. Para ayudar con esta tarea hay una fantástica edición comentada editada por Lawrence Kramer (que se reeditará esta primavera). Crane era un visionario motivado, pero frustrado. Esto lo hace fascinante y hace el puente Vale la pena caminar de paseo en paseo. -Emma Sarappo
Por Grúa de ciervo
La casa en Marshlandpor Louise Glück
Glück, premio Nobel, fue un poeta de pocas y cuidadas palabras. Su trabajo se describe a menudo como “sobrio” o “austero”; un aspecto solitario de sus poemas los convierte en el compañero perfecto después de una puesta de sol temprana. Glück a menudo dirige su atención hacia la autorreflexión, pero su segunda colección, La casa en Marshlandtambién examina un reino natural desolado y frío marcado por “la esterilidad / de la cosecha o la pestilencia”. El poema inicial, “All Hallows”, es sublime, altisonante y espeluznante, y es uno de mis favoritos. En poemas posteriores, Glück incluye muchos árboles en flor y signos de nueva vida, pero están llenos de advertencias: como escribe sobre la primavera, “con las primeras hojas / todo lo mortal entra al mundo”. Quizás se pueda encontrar consuelo en la quietud y el vacío del invierno. —Quinta Jurecic
Los poemas completos de John Keatspor John Keats
Algunos de los mejores poemas de Keats rebosan referencias a las estaciones y sus atributos, ya sea una rosa almizclera primaveral, “el hijo mayor de mediados de mayo”, o el “brumas y suave fecundidad» del otoño. Pero retomar el romántico del siglo XIX a finales de año parece especialmente apropiado. Eso se debe a que Keats, que murió con sólo 25 años, estaba obsesionado con la finalidad de las cosas, con un miedo inevitable a que la vida dejara de existir. Leerlo esta temporada puede ser un recordatorio humilde de nuestra finitud. Y, sin embargo, sus descripciones del invierno «defecto pálido” o de “sombría noche de diciembre«—su capacidad para hacerle preguntarse: «¿Hubo alguna vez / no se retorció de alegría pasada?»—están increíblemente vivos; sugieren que hay mucho que ganar reflexionando sobre la pérdida. Con este poeta, incluso las reflexiones sobre la mortalidad apuntan hacia la belleza, sin importar el mes. – Luis Parrales
Por Juan Keats
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