LA PAZ, Bolivia — Las calles de las ciudades más grandes de Bolivia, La Paz y Santa Cruz, quedaron paralizadas el viernes cuando los trabajadores del transporte público se declararon en huelga contra el aumento del 100% del precio del combustible ordenado por el nuevo gobierno del país sudamericano.
Los precios de los alimentos y el transporte se dispararon y los trabajadores han exigido que los funcionarios revoquen el aumento del combustible.
En La Paz, los manifestantes bloquearon las esquinas, mientras que en otras ciudades se cerró el transporte público, se formaron largas filas y los residentes se sumaron a las protestas con marchas.
Las protestas podrían extenderse a todo el país en los próximos días, si el gobierno no restablece los subsidios a la gasolina y el diésel, dijo Edson Valdez, líder del sindicato del transporte.
«El gobierno le ha dado al pueblo el peor regalo de Navidad», afirmó.
“No sólo se han duplicado los precios del transporte, sino que los precios de los alimentos están por las nubes, han vuelto a subir”, dijo Natalia Rodríguez, ama de casa.
La gente acudió a los mercados para abastecerse antes de que los precios subieran aún más.
«El decreto no se tocará», afirmó el ministro de la Presidencia, José Luis Lupo. “No es negociable.
«Es una medida dolorosa, pero hay que hacerla», afirmó. «Negociaremos las tarifas del servicio público, pero no hay otra manera».
El gobierno delegó en los alcaldes la negociación de las tarifas urbanas con los conductores.
El presidente Rodrigo Paz, un político de centroderecha, asumió el cargo hace más de un mes, poniendo fin a dos décadas de gobierno de izquierda en Bolivia.
“Heredamos un país herido en su economía, herido en sus reservas, sin dólares, con inflación creciente, sin combustible y con un Estado saqueado”, dijo Paz.
Lupo dijo que “estas medidas cierran un ciclo populista que fomentaba el despilfarro y la corrupción, y ahora nos toca a nosotros estabilizar la economía para generar crecimiento”.
Según el Ministerio de Economía, la inflación acumulada cerrará el año en 22%, con un déficit fiscal del 12,5% del producto interno bruto. Recortar los subsidios al combustible “permitirá ahorros de 3 mil millones de dólares que se destinarán a inversiones”, dijo la oficina.
Bolivia ha importado la mitad de su gasolina y casi todo su diésel para uso interno y los ha vendido a mitad de precio, agotando sus reservas de divisas. La escasez de combustible ha afectado gravemente la producción de alimentos y ha hecho subir los precios de los alimentos.
Las últimas medidas del presidente, que también incluyen un aumento salarial del 20% y la preservación de los bonos sociales para los sectores pobres, han recibido el respaldo de líderes empresariales y del gobierno estadounidense.
Una delegación de líderes empresariales estadounidenses se reunió con Paz el jueves para conocer los planes del gobierno para los inversionistas, mientras la Asamblea Legislativa aprobó un préstamo inicial de 550 millones de dólares de la Corporación Andina de Fomento, conocida por su sigla CAF, destinado a estabilizar la economía y pagar la deuda.
Valdez escribe para Associated Press.




