Sin embargo, independientemente de los esfuerzos de Europa por apoyar a Ucrania, lo único que realmente importa son las garantías de seguridad de Estados Unidos, que ahora Zelenskyy debe garantizar, incluso si eso significa concesiones en otros lugares.
Por mucho que a Europa le guste pensar lo contrario, las garantías de Washington son el único camino viable hacia la paz para Ucrania. Europa ni siquiera puede desplegar su fuerza multinacional sin el apoyo logístico de Estados Unidos. Y a medida que 2025 llega a su fin, la cuestión del compromiso de Washington sigue siendo un factor fundamental en los esfuerzos por hacer avanzar la guerra de Rusia hacia su siguiente fase y, con suerte, hacia una paz duradera.
Sin embargo, todo sugiere que el poder real está en manos de Rusia.
La memoria colectiva de Ucrania sobre el Memorando de Budapest de 1994Los fracasos de Ucrania (garantías de seguridad proporcionadas por Estados Unidos, Rusia y el Reino Unido para que Ucrania entregara sus armas nucleares de la era soviética) arrojan una larga sombra sobre las negociaciones actuales. Y en este momento verdaderamente peligroso, Zelenskyy tiene varios puntos que considerar:
En primer lugar, se dice que el presidente ucraniano está dispuesto a abandonar la aspiración de Ucrania a ser miembro de la OTAN (algo que la alianza había descrito como “irreversible” en la Cumbre de la OTAN del año pasado) a cambio de sólidas garantías de seguridad, y hay señales de que éstas podrían darse. Hasta ahora, Estados Unidos ha ofrecido a Ucrania garantías de seguridad «estándar platino», junto con la advertencia de que «no estará sobre la mesa para siempre”, empujando a Zelenskyy a aceptar el acuerdo que actualmente está sobre la mesa.
Además, hay esperanzas de que estas garantías incluyan el suministro de misiles de crucero Tomahawk con un alcance de 1.000 kilómetros (en el pasado sólo cuatro aliados de Estados Unidos han recibido Tomahawks). Esto permitiría a Ucrania atacar los centros políticos y militares de Rusia, lo que podría disuadir al Kremlin de reanudar las hostilidades. Pero si bien esta capacidad adicional ciertamente complicaría la toma de decisiones del presidente ruso Vladimir Putin, no es una solución milagrosa.




