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Dicen, y no les falta razón, que aquel futbolista que no hizo las maletas antes de cumplir los 20 años y se fue al exterior está condenado a ser uno más. Pero y aquel que se niega a hacerlas cuando el mundo le grita ¡retiro!, ¿qué viene siendo?
Cristiano, Rodallega y la chispa de la inspiración
La reivindicación de los cuarentones ha tenido en estos últimos días un respaldo inusitado. Sin ánimo de comparar, que para este caso es casi altanero, ver a los mayores rompiendo redes con auténticos lujos es un soplo de vida para todos los residentes en el cuarto piso.
Lo hizo Cristiano Ronaldo con una chilena en Al-Nassr como en aquellos viejos tiempos, cuando daba cuenta, en plena Champions League, del admirable Gianluigi Buffon. Medida de tiempo y espacio, voltereta perfecta, pelota al ángulo. El más inspirado 'shiuuu' de los últimos años.
cristian ronaldo Foto:AFP
Y muy lejos de allí, en Bogotá, lo seguía Hugo Rodallega, con dos penaltis sí, pero con un triplete y un pepazo que colgó al portero, en un partido que era tan difícil que exigía, más que ímpetu y vértigo, una cabeza fría que devolviera a Santa Fe al campo ya la disputa por el doblete.
Porque se dice fácil ya veces hasta con desprecio la palabra 'experiencia', pero cuánta diferencia sigue haciendo, en el fútbol y en la vida, cuando la presión acecha.
Hugo Rodallega Foto:Néstor Gómez – El Tiempo
Cuando la terquedad gana el pulso
Y es que saber quedarse es todo un desafío cuando la competencia de los 'pelaos', que van en auto de Fórmula 1 mientras los veteranos van en Renault 9, es implacable.
La pregunta es: ¿quedarse para qué? Se sabe por qué se queda el experimentado luchando y estrellándose contra los malos resultados y es la llama que sigue viva y que aún le permite despertarse cada día con la disciplina, la convicción y la certeza de saber hacer la diferencia. Pero para qué es el tema gordo, pues muchas veces se quedan para agigantar la leyenda -como Cristiano- o por marcar récords inalcanzables -como Dayro Moreno-, en un ejercicio que puede ser tan vanidoso como válido, pero otras veces se quedan para probarse que son más fuertes que el fútbol y que no permitirán que los deje porque sus carreras merecen la decisión de dejarlo.
Dayro Moreno Foto:AFP
Al final es un ejercicio que brinca entre la egolatría y el temor a conocer otra vida y una decisión profundamente respetable eso de correr como el hámster en la rueda, ignorando las señales y hasta las críticas. Nadie conoce la motivación, luego nadie tiene por qué criticarla.
Lo bueno es que ya los 40 años cumplidos no son la sentencia de retiro de nadie, ni siquiera en el fútbol, donde los muchachos siguen ganando partidos mientras los viejos levantan los trofeos. Es un buen espejo en muchos otros escenarios de la vida: aún hay tesoros que no se desbloquean por la fuerza de la juventud sino por la sabiduría de los años.
Opinión
Jenny Gamez
Editora de Futbolred
@JennyGamezA
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